¡Barrancabermeja! – Por: Alberto Rafael Cotes A

En marzo del año 1987 llegué a Barrancabermeja. Vine a pedido de mi tío EDUARDO ACOSTA TRONCOSO, quien a la sazón era uno de los principales contratistas de la ciudad.
En marzo del año 1987 llegué a Barrancabermeja. Vine a pedido de mi tío EDUARDO ACOSTA TRONCOSO, quien a la sazón era uno de los principales contratistas de la ciudad.
Desde hace algunos años, se ha venido consolidando en el Departamento del Magdalena una fuerza política, liderada por el joven Carlos Caicedo Omar, abogado de profesión, nacido en la tierra del Nobel Gabriel García Márquez, dueño de una visión progresista que busca el bien común, búsqueda que han perdido los políticos tradicionales quienes sumieron el ejercicio de la política en los negocios particulares y el enriquecimiento, cuando no ilícito, abiertamente antiético.
El 25 de enero de 1988, había en Barrancabermeja una concentración política, esta se llevaba a cabo en la Calle 50, entre Carreras 21 y 22, estaban a punto de empezar los consabidos discursos, cuando vimos a Horacio Serpa Uribe en la tarima dirigiéndose al micrófono.
Barrancabermeja se ha consolidado como un importante punto de desarrollo industrial en la región, focalizando su actividad alrededor de los servicios petroleros derivados de la explotación y del procesamiento de refinación del crudo.
En los últimos días hubo una matriz de opinión, que reseñaba sobre que en la ciudad de Barrancabermeja se estaban instalando unos postes para colocar las ya famosas antenas de tecnología 5G.
No quisiera estar en los zapatos de ningún mandatario, ni del presidente, ni de ningún gobernador o alcalde. Además de todos los problemas que deben resolver desde su ámbito, les cae encima una pandemia mundial mortífera, y no solo mortífera porque sea capaz de acabar con la vida de miles de seres humanos, sino porque está destruyendo y acabando con casi todo lo que conocemos de nuestras actividades sociales, económicas, políticas, en fin … acabando con todas las actividades humanas.
Muchas de las Leyes y Normas de nuestro país, a veces pareciera se hacen para no cumplirlas; unas veces porque es materialmente imposible cumplirlas por lo absurdas, y otras veces porque su aplicación es también imposible.