Mejor buenos sueños que pesadillas – Por: Jaime Calderón H
Es costumbre que cuando un colombiano obtiene una meta, suela recordarnos que “no hay que renunciar a los sueños”.
Es costumbre que cuando un colombiano obtiene una meta, suela recordarnos que “no hay que renunciar a los sueños”.
Desde la primera vez que oí la expresión “…me hace ilusión…” quedé cautivado con ella, no sé si por su musicalidad o por su significado de esperanza.
Damos por cierto la existencia de los Hoyos Negros, pues, al fin y al cabo, los astrónomos no solo han confirmado la teoría de la relatividad de Einstein, que los reseña con elegancia, sino que los han podido “ver”.
Los humanos hemos cambiado nuestra apreciación ética con relación al rescate de víctimas. En tiempos de los “bárbaros”, éstos inmolaban y ofrendaban los náufragos rescatados a los dioses.
Más allá de las pretensiones sindicales, el paro se nutre con jóvenes indignados amén de otros sectores que el gobierno no considera en su magnitud, por lo cual le apuesta al desgaste, a la represión y a hacerle conejo a la negociación.
El estetoscopio ha sobrevivido a la paulatina desaparición de la bata blanca, también a la menguada relación entre médico y paciente, obstaculizada por el computador.