La huelga de los rappitenderos – Rappi – importa como fenómeno social y como ejercicio de un derecho humano fundamental: nuevas formas de trabajo crean nuevas y espontáneas formas de protesta colectiva, de huelga.
Un movimiento antiuribista debe ser alternativo, democrático, deliberante y plural. Deberá ser radical en el entendido de que debe proponerse la profunda transformación en las relaciones de poder.
Los precariados viven en la trampa de la pobreza, son sobre cualificados, en las crisis no tienen capacidad de recuperación porque sus empleos son prescindibles y viven del diario.
En cuarentena, entre las 6 y las 7 de la mañana empieza la maratón de reuniones con decenas de empresas petroleras tratando de proteger el empleo, odiando las medidas del gobierno que de nada han servido.
1- Este es un asunto que se ha debatido desde hace años por todo el país, sobre todo en territorios donde se explotan recursos no renovables. Así que la mirada debe ser nacional. Mirada holística, mirada completa.
Además de reformas laborales y pensionales, se quieren promover privatizaciones, dejar a los trabajadores en la miseria, convertir el trabajo solamente en fuente de subsistencia.
Batallas en cuarentena: proteger de la privatización lo poco público que nos queda, un sistema de salud público, seguir la idea del “mínimo vital”, y la formación política y sindical.
Ni empresarios ni gobierno pueden seguir tomando medidas de espaldas y en contra de los trabajadores; de nuevo es momento de hablar, si queremos salir bien de esta crisis.