El metro elevado de Bogotá: una estafa que insulta la inteligencia del pueblo

No importa cuánto gasten en campañas de publicidad, vallas, videos animados o discursos pomposos, todos saben que el metro elevado de Bogotá es una estafa insultante.
No importa cuánto gasten en campañas de publicidad, vallas, videos animados o discursos pomposos, todos saben que el metro elevado de Bogotá es una estafa insultante.
En un momento en el que el pueblo más necesita voces firmes y decididas que lo representen y lo defiendan, ella opta por el silencio más vergonzoso.
En los últimos días ha crecido una ola de indignación en redes sociales, especialmente en la plataforma X (antes Twitter), en respuesta a un artículo publicado por El Espectador que señala a algunos influenciadores por su cercanía con el gobierno del presidente Gustavo Petro.
En cada ciclo electoral, como si se tratara de una obra de teatro repetida hasta el cansancio, empiezan a aparecer las mismas caras de siempre. Figuras conocidas, algunas con décadas en el escenario político, resurgen con nuevas aspiraciones, discursos renovados y promesas recicladas.
El análisis de perfil publicado por El Espectador, y específicamente el abordaje del periodista Leonardo Botero sobre los denominados «influenciadores de Petro«, carece de una profundidad interpretativa que contemple la complejidad del contexto político colombiano.
La política colombiana ha estado marcada por alianzas y rupturas a lo largo de su historia, y la reciente reanudación de la mesa de diálogo entre figuras del Partido Liberal, el Partido Conservador, el Partido de la U y el Nuevo Liberalismo para formar una coalición política ha despertado diversas reacciones en la opinión pública.
La oposición al llamado “impuesto de seguridad” no debe ser un fin en sí mismo, sino el primer paso en un esfuerzo mucho mayor: la construcción de soluciones reales y eficaces para enfrentar la crisis de seguridad en nuestras ciudades.
Vicente Calvo se ha convertido en una de las figuras más influyentes en el debate sobre el sistema de salud en Colombia, específicamente en la lucha contra la corrupción de las EPS.
El problema no es nuevo. Durante décadas, las EPS han desviado y malversado los recursos destinados a la atención de los ciudadanos, dejando un sistema endeudado, colapsado y al borde del colapso total.