Algo muy malo pasa con algunos ‘pastorcitos evangélicos’, quienes a pesar de las múltiples evidencias negativas que se notan hasta la saciedad, insisten en hacer política a favor de políticos cuestionados que —según estos pastorcitos — defienden lo que ellos llaman “la agenda de los cristianos”.
Es cierto que nadie estaba preparado para gobernar en medio de una pandemia, pero también es cierto que ya no podemos seguir justificando a las administraciones que —a golpes de «palo de ciego»— buscan, una vez más, restringir el comercio y la economía de una ciudad que se debate entre una administración que sembró más dudas que certezas desde el inicio de la pandemia. Nos restringieron las ayudas, no llegaron completas y hasta dicen que tomaron «rumbos particulares».
Hoy —cuando suenan voces de descontento con la nueva administración, cuando en las esquinas políticas al estilo de las peores guerras se empiezan a armar “trincheras” contra el gobierno, contra los funcionarios y hasta contra el mismo alcalde— vienen a mi mente los primeros 6 meses de las tres últimas administraciones que han regido a nuestra ciudad.
Sin perjuicio de que le fue declarada muerte política por parte del Consejo de Estado, su nombre, Erwin Jiménez Becerra, sigue dando vueltas en los rincones políticos de la ciudad, que lo señalan de dirigir contratos, de escoger contratistas y hasta de ser el “alcalde a la sombra” para manejar los hilos políticos que vinculan al Concejo Municipal con el Despacho del Alcalde.
Desde que arrancó la actual administración se ha podido ver que no hay claridad sobre el manejo de las becas de educación superior.
Siento gran preocupación cuando oigo a muchos habitantes de Barrancabermeja lanzando frases «apocalípticas» como esta: “o morimos por el coronavirus o nos morimos de hambre”.
Es imprescindible escribirles unas líneas a los privados de la libertad y sus familias, no son días fáciles y el encierro se torna difícil de entender. Las costumbres diarias, los hábitos sociales y todo eso que creíamos «normal», de un momento para otro lo dejó de ser.
Para quienes nacimos y conocemos a nuestra amada Barrancabermeja, la calle 56 con carrera 24 —en toda la esquina— es un sector común de nuestra ciudad ubicado en el barrio Galán, comuna dos. Sin embargo, para los que vivimos cerca de ese punto sabemos que es una dirección que no es ajena al alcalde electo de nuestra ciudad, Alfonso Eljach Manrique. Un lugar donde —desde niño y adolescente— empezó crear el sueño de ser el alcalde de Barrancabermeja.
Semana final de la campaña política para elegir a nuestros futuros gobernantes y ojalá también sea la semana final de la competencia de agravios que se profundizó en los últimos días, dejando de lado la exposición de ideas, trayectoria, hoja de vida y demás elementos verdaderamente necesarios a la hora de elegir a las personas que estarán manejando los destinos de nuestro distrito.
En Barrancabermeja con un panorama no muy alentador, se pueden observar, con gran preocupación, dos de los pilares más importantes de una sociedad: la salud —a la que constitucionalmente todos tenemos derecho, pero que se volvió un negocio particular— y la justicia, una de las tres ramas del poder a donde llegan los problemas y las dificultades entre ciudadanos que necesitan la intervención de un tercero, imparcial. Repito, el panorama en estos dos sectores no es muy alentador.
