Zorros politiqueros VS campañas alternativas – Por: Gladys Ríos
Por años en el departamento de Santander se han venido posicionando familias y grupos políticos quienes se “atornillan” en los cargos públicos y constantemente pasan desapercibidos en su gestión.
¿Propuesta «uribista» o propuesta mamagallista? (Por: Daniel Sossa Téllez)
Colombia pide a gritos un cambio: No podemos fallarle al país el 27 de octubre – Por: Ana Alzamora B
La dignidad de Noticias Uno – (Por: Cecilia Orozco Tascón)
Noticias Uno, antes NTC Noticias, ha sido, durante sus 28 años de existencia, un informativo «marginal» en el país según Ibope, la multinacional que mide las audiencias y que sustituyó al «Verbo Divino» en el mundo publicitario, la «Verdad Revelada» con la que se determinan las inversiones propagandísticas del empresariado nacional a pesar de que nadie conozca el fondo de sus prácticas y, menos, sus métodos o alianzas.
Contra lo imposible – (Por: Javier Darío Restrepo)
Según Semana la presidencia es un cargo para llegar a aprender – Por: Andrés Felipe Giraldo L.
Según Revista Semana la presidencia es un cargo para llegar a aprender y eso no solo es válido sino deseable. Es decir, que cualquier aprendiz de vuelo podría subirse a un Boing 727 para aprender a pilotear sin necesidad de haber pasado por un entrenamiento intensivo en aeronaves adecuadas para llegar hasta allá.
Ruta del Sol: La cronología de que «ser pillo paga» – (Por: José Roberto Acosta)
El contrato que se otorgó en marzo de 2009 a los corruptos de la Sociedad Concesionaria Ruta del Sol S.A.S. fue protegido y blindado con maniobras jurídicas y leyes durante los gobiernos de Álvaro Uribe y de Juan Manuel Santos, y a pesar de tener un origen ilícito en sobornos, falsedades y otros delitos, uribistas y santistas le evitaron la costosa caducidad y lo llevaron delicadamente hacia una terminación anticipada, lo que concluye en un proceso de liquidación que iguala al Estado con delincuentes, y obliga a que todos los colombianos paguemos de nuestros bolsillos los dineros que los pillos gastaron y usufructuaron en la ejecución de tan despreciable contrato. Al parecer, en Colombia “ser pillo paga”.