La parranda
Por: Rodrigo Báez Vallejo
Soy un admirador y amante de la música vallenata (ojo: del vallenato colombiano, descarten de una vez la mal llamadas “cumbias” que a veces suenan por ahí provenientes de México). Hace muchísimos años que lo soy, de hecho creo que la cantidad de tiempo disfrutándolo es directamente proporcional al tiempo que ha transcurrido desde que tomé licor por primera vez; porque aunque no debería ser así, casi siempre van de la mano; sin embargo sé que los vallenatólogos serios no necesitan alcohol para disfrutarlo, y sé que algunos amigos míos lo son y sé que leerán este artículo y aprovecho de paso para ofrecerles disculpas de antemano por el atrevimiento de escribir sobre algo que a las claras se ve que no soy un experto.