
Prepárese vecina, que dentro de poco —en cada conversación de café, de moto taxi o de cola en un ARA— se va a escuchar un nuevo nombre: la Wood (se pronunciará «la Wud»).
No es un artista urbano, ni una banda del Festival del Sol, sino una empresa británica que aterrizará en breve «con todos los juguetes» para ayudar a Ecopetrol a que la refinería de Barrancabermeja saque gasolina más limpia, con menos azufre y más ganas de ayudarle al planeta.
Dicen que es como meterle mentol a un motor viejo para que respire mejor y contamine menos.
El contrato, firmado el pasado 19 de junio, es cosa seria: más de 1.200 millones de dólares para dejar la refinería más brillante que balón nuevo en la cancha de tierra y aunque suena muy internacional, la verdad es que esto traerá también trabajo para los de aquí, desde ingenieros hasta soldadores y obreros, pasando por quien tenga venta informal en las esquinas, porque ya se sabe, cuando Barrancabermeja trabaja, hasta la arepa de huevo vibra radiante.
La cosa no es solo técnica; la Wood viene con una misión ecológica que haría sonreír hasta a un manatí de la ciénaga San Silvestre.
Se espera que con este proyecto se reduzcan toneladas de CO₂ y otros gases que nos tienen el cielo tan gris cual vieja novela mexicana.
¡Y ojo!
Esta limpieza también tiene que ver con el futuro de los carros y hasta de los aviones: se planea producir combustible sostenible y hasta hidrógeno.
No se asuste si el próximo colectivo arranca más suave que la avena de La Viña.
Así que cuando escuche a alguien decir “hermano, esa vaina la está haciendo la Wood”, no se quede en las nubes.
Sepa que esa “vaina” es clave para que la refinería de Barrancabermeja siga siendo «la mamá de las refinerías en América Latina», pero ahora sin humo, con más conciencia ambiental y —con suerte— con menos «calor de fogón gigante en el aire».
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PEDRO SEVERICHE ACOSTA, Comunicador social y periodista de Barrancabermeja con más de 40 años de ejercicio periodístico en nuestra ciudad.