Inicio Ed. Medio Mag Así paga el Diablo a quien bien le hace

Así paga el Diablo a quien bien le hace

Ex ministros del gobierno de Santos han tenido que salir a corregir las falsas acusaciones de su ex presidente, demostrando con datos que el gobierno de Petro, pese a la feroz oposición del uribismo y de aquellos que supuestamente apoyaban la paz, ha sido el que más ha avanzado en el cumplimiento de los acuerdos con las FARC.

La política colombiana sigue siendo testigo de giros inesperados, traiciones y contradicciones que, lejos de favorecer la paz y la reconciliación, parecen perpetuar las causas del inconformismo y anteponer intereses personales. 

En medio de este escenario, el ex negociador de paz y actual congresista Humberto de la Calle se presenta como uno de los defensores de los acuerdos de paz firmados entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC

Sin embargo, su postura actual parece estar más en sintonía con el sabotaje que con el verdadero compromiso con la paz en Colombia.

La hipocresía de Humberto de la Calle 

De la Calle ha sido un ferviente defensor de los acuerdos, pero lo que olvida o tal vez pasa por alto es que la implementación de dichos acuerdos ha sido un fracaso rotundo, no solo por culpa de sus opositores políticos, sino principalmente por la falta de compromiso del mismo gobierno de Santos

Según los datos oficiales, el gobierno que más incumplió los acuerdos fue precisamente el de Santos, que dejó de lado las promesas de cumplir con los puntos cruciales del acuerdo, lo que permitió que el uribismo, bajo la presidencia de Iván Duque, hiciera todo lo posible por desmantelar lo que se había pactado.

Es irónico que quienes más defendieron los acuerdos en su momento, como Petro, hoy sean los mismos que enfrentan una oposición feroz por parte de los que antes fueron aliados. Gustavo Petro, cuando era senador, fue un firme apoyo en el proceso de paz con las FARC, mientras que el uribismo se opuso y juró destruir esos mismos acuerdos

Quienes sabotean la Paz? 

Ahora, con Petro en la presidencia, los mismos personajes, como Santos y De la Calle, que en su momento fueron artífices de los acuerdos, se alinean con el uribismo, y bajo el falso argumento de defender la democracia, intentan sabotear las políticas de paz total que el gobierno actual intenta implementar.

El gran problema aquí es que la política colombiana ha dejado de ser un espacio para el diálogo y la solución de los problemas que aquejan a la población. 

En lugar de buscar acuerdos y consensos, lo que se busca es el mantenimiento de los privilegios de una clase política que sigue jugando con la paz y la vida de los colombianos como si fueran piezas en un tablero de ajedrez. 

Lo que está en juego es mucho más que el cumplimiento de unos acuerdos, es el futuro de un país que sigue atrapado en los intereses personales y las mezquindades políticas de quienes nunca han entendido lo que significa el servicio público.

Cual es el real problema? 

Lo que ocurre con De la Calle, Santos y el uribismo refleja el vacío de una clase política que no ha aprendido nada de los errores del pasado. 

Mientras en el país sigue existiendo un clamor por la paz total y por la reconciliación verdadera, los actores políticos siguen anteponiendo sus propios intereses sobre el bienestar colectivo. 

La situación se vuelve aún más grave cuando vemos cómo, en nombre de la democracia, se descalifican esfuerzos por implementar los acuerdos de paz que fueron firmados hace años.

El debate que se da hoy en Colombia es sobre el sentido de lo público. 

En un país marcado por décadas de violencia, lo mínimo que se espera de los dirigentes es que antepongan los intereses de la nación por encima de las disputas ideológicas. Sin embargo, lo que estamos viendo es una política pequeña, mezquina y desconectada de la realidad de la mayoría de los colombianos.

Ex ministros del gobierno de Santos han tenido que salir a corregir las falsas acusaciones de su ex presidente, demostrando con datos que el gobierno de Petro, pese a la feroz oposición del uribismo y de aquellos que supuestamente apoyaban la paz, ha sido el que más ha avanzado en el cumplimiento de los acuerdos con las FARC. 

Incluso, buscan avances legislativos para continuar implementando los compromisos, aunque estos han sido bloqueados por aquellos que prefieren mantener intactos sus privilegios a costa del sufrimiento del pueblo colombiano.

La clase política, en su gran mayoría, sigue demostrando que lo único que les interesa es el poder, sin importar el costo que eso tenga para el país. Mientras tanto, los colombianos siguen esperando un futuro en paz, que parece tan lejano como siempre.


Para leer más noticias de Barrancabermeja y el Magdalena Medio pueden dar click aquí