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El futuro del Río Magdalena

Sample ImagePor: Alberto Rafael Cotes Acosta

La Constitución Nacional de 1991, creo la Corporación Autónoma Regional del río Grande de la Magdalena en su artículo 331: Créase la Corporación Autónoma Regional del Río Grande de la Magdalena encargada de la recuperación de la navegación, de la actividad portuaria, la adecuación y la conservación de tierras, la generación y distribución de energía y el aprovechamiento y preservación del ambiente, los recursos ictiológicos y demás recursos naturales renovables. La ley determinará su organización y fuentes de financiación, y definirá en favor de los municipios ribereños un tratamiento especial en la asignación de regalías y en la participación que les corresponda en los ingresos corrientes de la Nación. La Ley, se demoró cuatro años en salir del congreso (Ley 161 de 1994) y en ella, muy juiciosamente los legisladores diseñaron a la Corporación; le dieron su naturaleza jurídica, diseñaron su objeto, enmarcaron su jurisdicción, le dieron su domicilio principal y sus diferentes sedes, determinaron sus funciones y facultades, le señalaron funciones específicas en materia de integración modal del transporte, investigación, la producción de energía (toda la energía previsible), diseñaron su organización administrativa, el régimen de personal, determinaron sus fuentes de financiación, su régimen de contratación y su régimen fiscal.

La Corporación fue diseñada y creada como la solución a la problemática del río, que a su vez resolvería casi que la problemática del país, ya que la cuenca del Magdalena ocupa casi el 80 % del territorio nacional y en ella está concentrada la mayoría de la población colombiana; lastimosamente no ha sido la solución. Sus críticos señalan como factor de su inoperancia a los funcionarios, a la politización de la Corporación, a la corrupción rampante y a la poca efectividad de sus políticas.

La realidad es otra, después de creada, Cormagdalena vivió una época de ajuste al mando del Ingeniero Víctor Bacca Soto (q.e.p.d.) quien le dio forma, contrató a los profesionales que necesitaba la Corporación y los instruyó en el conocimiento del río Grande de la Magdalena a la par que iba solucionando problemas menores a lo largo de la ribera del río, con obras de alto impacto para esas comunidades ribereñas olvidadas de Dios y de los hombres y a las que nunca había llegado la mano del Estado.

Luego de la salida de Bacca Soto y con la llegada a la presidencia de la República de Andrés Pastrana Arango, fue elegido como Director Ejecutivo Luis Eduardo Quintero Cuellar, un opita ribereño que se dedicó a ubicar el río dentro del contexto nacional e internacional: Por un lado, convocó a los Foros Regionales por la Recuperación del río Grande de la Magdalena que se desarrollaron en siete ciudades del país: Cali, Medellín, Girardot, Barrancabermeja, Magangué, Cartagena, Honda y terminaron con la firma del Gran Pacto en la ciudad de Bogotá; y por el otro realizó viajes a Europa y Estados Unidos en busca de alianzas con organismos internacionales que pudieran ayudar a sacar adelante tan importante proyecto; el resultado por una parte puso a Colombia a mirar otra vez el río Magdalena; y por el otro logró alianzas con el Cuerpo de Ingeniero de los Estados Unidos y varias entidades Europeas

Con la llegada al poder del señor Álvaro Uribe Vélez, fue elegido como director el doctor Norberto Vélez Escobar, un paisa inteligente que venía de la Corporación Autónoma Regional de Antioquia (Corantioquia) y que además es dueño de un don de gentes impresionante y que no permitió que el gobierno de Uribe despidiera a los funcionarios de Cormagdalena por “serpistas” como se lo exigió el entonces ministro de transporte y presidente de la Junta Directiva de Cormagdalena Andrés Uriel Gallego. El doctor Vélez salió a sombrerazos de Cormagdalena y la entidad vivió una época de interinidad por casi un año, en donde estuvieron como encargados el doctor Víctor Velásquez (8 meses) y la ingeniera Julia Angulo (2 mes), hasta que el gobierno Uribe logró que en la terna presentada a la Junta directiva apareciera el nombre de Horacio Arroyave Soto.

Arroyave Soto venía de liquidar a Ferrovías y traía la misión de acabar con la Corporación y arrasar con los funcionarios que tenían el bagaje técnico del río y sus problemas, gracias a Dios el gobierno de Uribe se encontró con una barrera infranqueable: La Constitución Nacional que impedía acabar de un plumazo con la entidad, ganas no les faltaron, ni intentos tampoco, le hicieron como cuatro viajados, incluyendo el referendo (que perdió Uribe) y el acto legislativo N° 002 de 2003 que buscaba acabar con Cormagdalena y la Comisión Nacional de Televisión, y en el caso de Cormagdalena las motivaciones eran la supuesta corrupción y dizque la atomización de los recursos, no lo lograron, pero como el gran estratega que es, Uribe diseñó un plan, seguido a pie juntillas por Arroyave que finalmente llevó a la Corporación a perder la autonomía administrativa, presupuestal y financiera, al punto que hoy en día Cormagdalena es una entidad paquidérmica que en los últimos años se ha dedicado solamente a construir grandes obras de contención de orillas contra inundaciones, olvidando su función principal de reactivar la navegación y la actividad portuaria, al punto de comprometer por los próximos diez años recursos de su ya exiguo presupuesto, para la construcción de este tipo de obras, mientras que no ha habido un solo peso, por ejemplo, para constituir sociedades que impulsen la navegación, facultad que le otorga la Ley.

La solución de los problemas de inundación no es responsabilidad exclusiva de Cormagdalena, es más el numeral 8° del artículo 6° de la Ley 161 señala como una función de Cormagdalena el “Promover la ejecución o ejecutar directamente, o en asocio con otros entes públicos y privados, proyectos de adecuación de tierras, avenamiento y control de inundaciones, operar y administrar dichos proyectos o darlos en concesión y delegar su administración y operación en otras personas públicas y privadas, así como establecer las contribuciones de valorización correspondientes y las tarifas y tasas por la utilización de sus servicios, de conformidad con las normas y políticas del sistema nacional de adecuación de tierras”, lo que significa que el control de inundaciones va más en función de la adecuación de tierras y no la de salvaguardar la vida y bienes de los ribereños, que aunque es un propósito loable, debe ser cumplido por entidades como la Oficina de Prevención de Desastres, o el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial.

Algunos de los que leen este artículo dirán “este respira por la herida” y seguramente ese será el argumento de algunos funcionarios de Cormagdalena, que se han dejado deslumbrar por el “carisma paisa” pero que no ven más allá de sus narices y están contribuyendo al acabose de tan importante institución. Reconozco que soy uno de los damnificados del señor Arroyave, y como él mismo me lo expresó (el día de mi despido) del Gobierno Nacional de entonces, que según él pidió mi cabeza “por razones políticas”, pero a pesar de la malquerencia del señor Arroyave (hasta el punto que proscribió mi acceso al edificio que ayudé a construir), quienes me conocen saben que defiendo la institución, que todavía guardo la esperanza que la entidad sea capaz de sacar adelante el proyecto “Yuma” y que sueño con miles de Buques navegando río arriba y río abajo el gran río de la Patria.

El actual Gobierno Nacional viene adoptando una serie de medidas que buscan dinamizar la economía y darle competitividad al país. Para nadie es un secreto que uno de los pilares de la competitividad está en la posibilidad de que el país cuente con la infraestructura que permita que tanto las importaciones como las exportaciones puedan realizarse sin sobrecostos producto del transporte en las diferentes cadenas logísticas, y que, el río Magdalena como autopista natural, podría dar un impulso a esa competitividad que busca el país. Lastimosamente los exportadores e importadores no creen en el río y en sus posibilidades, y en los últimos años desde el gobierno nacional le dieron la razón a esa incredulidad.

El próximo 17 de noviembre se llevará a cabo la Asamblea Ordinaria de Cormagdalena, se elegirá nueva Junta Directiva y entiendo que esa Asamblea será presidida por el señor Presidente de la República. Señor presidente Santos, ha llegado la hora de cambiar el rumbo, de darle a la Corporación la importancia que se merece, además de las herramientas y recursos para que pueda desarrollar su labor, llegó la hora de devolverle su autonomía administrativa, presupuestal y financiera, de devolverle su Banco de Proyectos, no importa si funciona en Bogotá o en Barrancabermeja, pero que la entidad funcione para lo que fue creada: la recuperación Integral del río Grande de la Magdalena.

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