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Mejor comunicación y menos palabras

Sample ImagePor: Jorge H. Silva Besil

El arte de hablar es una mixtura entre el sonido y el pensamiento. Sabiamente nuestros abuelos inculcaban la máxima popular de pensar para hablar y no hablar para pensar. En la naturaleza la comunicación es común para todas las especies sin importar su grado de evolución y desarrollo.

Desde los insectos hasta los mamíferos, la comunicación en sus diferentes formas, son el núcleo esencial del desarrollo de una comunidad, sin importar la escala evolutiva. El ser humano, como máxima expresión del desarrollo de la vida en la tierra (o al menos eso creemos), desde luego que también cuenta con esta herramienta básica, pero finamente adornada con una característica superlativa que hace que nuestra especie desarrolle una sociedad diferente a la de los demás seres vivos: la razón. Desde luego que el arte de comunicarse no existiría al menos en el género humano, si dentro de cada ser no fuere inherente la opción de razonar, lo que nos permite determinar una idea, la cual se expresa mediante las palabras, y genera la comunicación.

Las palabras juegan un papel importante en nuestra comunicación y por ende en la sociedad que se determina por el nivel de comunicación que existe entre sus pobladores. La determinación de nuestras palabras en la comunicación, puede significar el éxito o el fracaso de cualquier situación en la vida individual o social. Lo anterior significa, que es directamente proporcional, a mayor comunicación mejor es la sociedad, con una varíate especial, si en la comunicación se generan palabras equivocadas, el resultado de la proporción varía con resultados negativos. Es decir, que solo la comunicación fluida, accesible para el entendimiento, lo que redunda en que no sea susceptible de otros significados y con las palabras adecuadas, son las que apuntalan un éxito seguro.

El proceso educativo en Colombia deja mucho que desear en materia de comunicación. Nuestros docentes en todos los niveles (con algunas excepciones), no cultivan el arte de la palabra y esto repercute en la comunicación. En efecto, la mala preparación docente frente al trato con el alumno, la idiosincrasia regional, y sobre todo el proceso de aculturación mediático, hace cada vez más, que nuestros jóvenes se comuniquen mucho más, pero con un nivel muy bajo de conceptos sociales. La cátedra de lengua castellana (antiguo español), es de las menos apetecidas por los actuales escolares.

Los problemas de Colombia nacen y mueren en el proceso de comunicación, producto de un nivel cultural pobre y un proceso educativo deficiente. Sin excepción, en análisis de la historia de nuestro atribulado país, en todos los conflictos, subyacen la mala comunicación y el exceso de la misma interpretada de mala manera. El caso del florero de Llorente es más recordado, y que genero toda una dinámica social que termino en tragedia personal para muchos de sus actores, incluso en el detonante de nuestra independencia.

En la actualidad las cosas no cambian. Los nombres y familias son las mismas, con algunos actores nuevos que continúan la trágica comedia cultural de nuestro país. No nos comunicamos de manera respetuosa y didáctica, por lo general solo transmitimos odio y venganza. Intrigamos y mentimos, con el único propósito de indisponer a los demás. Agredimos a las personas que no concuerdan con nuestras ideas políticas, o nuestra forma de ver la sociedad, lo que genera más violencia y resentimiento, en un ciclo que parece lo único perenne en nuestra nación.

 

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