La derecha Colombiana, está empecinada en hacer creer a los ciudadanos, que ser Petrista, o haber votado en las pasadas elecciones por Gustavo Petro Urrego, es un pecado mortal, y por tanto los electores deben escoger a candidatos que no tengan que ver o que no hayan votado por el candidato de la Colombia Humana, y que hoy está sentado en el solio de Bolívar.
Hay que ser cauteloso al tratar de leer medios tradicionales que están abiertamente en guerra con la verdad, que rompen reglas y normas para perseguir sus propios intereses por encima de todo.
Quieren archivar el caso de Odebrecht. Nos quieren vender la narrativa que ya no hay nada más que investigar. Contexto necesario
Por estos tiempos nada anda bien, ni en el Gobierno, ni en el Congreso, pero sobre todo en la Rama Judicial en lo que tiene que ver con la Fiscalía.
Hace unos años, en mis días de estudiante universitario, le escuché a un profesor (del que no recuerdo el nombre) decir que: “Si Simón Bolívar, llegara a levantarse de la tumba, encontraría en Santa Marta, las mismas tiendas con los mismos chinos atendiéndolas”; esto en referencia a que la ciudad estaba estancada, que no progresaba, que no se le veían cambios profundos en su infraestructura y/o en sus aspectos sociales y económicos.
La defensa de la libertad de prensa no debe servir como vía para que los grupos económicos busquen venganza contra los líderes políticos que han expuesto casos de corrupción.
Se acercan las elecciones locales en el país. En todas las grandes ciudades, municipios y pueblos hay ramilletes de candidatos a las Alcaldías, y Bucaramanga no es la excepción.
Cuando la noticia se convierte en propaganda política en contra del gobierno, se produce una transformación fundamental en la forma en que estas son presentadas y percibidas.
En el mundo de la justicia, la credibilidad es un pilar fundamental. Sin embargo, hay casos en los que una fiscalía, encargada de garantizar la legalidad y perseguir el delito, puede perder toda confianza debido a sus acciones.
La prensa tradicional en Colombia estaría promoviendo que un presidente use su «poder» para ocultar los delitos que cometen sus hijos porque – según estos medios – no los deben abandonar.
