La moda en el vestir y en la presentación personal de los individuos vive cambiando a cada momento y no tienen nada que ver con la calidad de las personas.
Los trajes que usaba Jesús de Nazareth, Cristóbal Colón, Simón Bolívar, Napoleón Bonaparte o un faraón del Egipto antiguo no tuvieron nada que ver con los problemas que vivió la humanidad en los tiempos en que ellos fueron protagonistas de la historia.
Hace apenas 50 años, nuestros jóvenes vestían con pantalones de tela Terlenka que tenían unas botas campana de 50 centímetros de ancho con unas correas anchas que median hasta 6 centímetros, con unos zapatos de tacón alto que hoy causan risa entre las nuevas generaciones.
El problema de la humanidad no es la forma como los jóvenes se quieran vestir.
Meterse en la intimidad de un muchacho para obligarlo a vestir de una manera determinada es un abuso que NO aporta a construir soluciones a los problemas de la humanidad.
¿Entonces qué debemos hacer para logar una mejor calidad humana en las personas?
A los niños se les debe enseñar a respetar a las personas. A que no pasen por encima de nadie.
Se les debe enseñar a ser honrados. A que si aparecen en la casa con algo que no es de su propiedad indicarles que eso no es correcto. ¿Qué sacamos con que no se pinte el pelo o no use un arete si le aceptamos cosas robadas en la casa?
¿Acaso los corruptos no son los «mejores hombres bien vestidos»?
A los jóvenes se les debe enseñar a amar el estudio. Se les debe enseñar a que cumplan su palabra. No importa si tiene el cabello pintado o si usó bota ancha hace 50 años, el muchacho debe ser siempre cumplidor de su palabra.
A los varones se les debe enseñar a respetar y valorar a las mujeres. A no mal tratarlas ni física ni emocionalmente.
Hay que hablarles claro y contundente del peligro que ejercen las drogas alucinógenas en la vida de las personas.
Hay que enseñarles a respetar las leyes del país donde se viva, enseñarles que lo malo en la vida es la ausencia de principios morales como la bondad, la caridad y el respeto consigo mismo y con los demás.
Inculcarles que todas las personas en el mundo tenemos derechos, pero que mis derechos terminan donde comienzan los derechos de los demás.
No podemos obligar a nadie a que se vista ni como Napoleón Bonaparte ni a como Lady Gaga.
Cada quien que se vista de acuerdo al desarrollo de su libre personalidad.
Los graves problemas de la humanidad no son por la moda que prefieren los muchachos. La moda es lo de menos y no tiene nada que ver con la calidad humana de las personas
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