
En medio de una coyuntura política marcada por la confrontación ideológica y la tensión social, la candidatura de Carolina Corcho emerge como un llamado a la dignidad nacional y a la defensa de un proyecto alternativo de país.
Su mensaje es claro: “Me la juego con Corcho, ni un paso atrás, otro país es posible.”
En sus intervenciones, la médica y exministra de Salud ha insistido en que el principal logro del gobierno del presidente Gustavo Petro ha sido desnudar el verdadero rostro de la oligarquía colombiana: una élite que, según ella, ha gobernado de espaldas al interés nacional, dedicada al saqueo y al enriquecimiento de unos pocos.
Corcho denunció con firmeza los recientes viajes de congresistas y políticos opositores a Estados Unidos, quienes, según sus declaraciones, han hecho lobby internacional buscando una intervención militar o sanciones contra Colombia.
“El solo hecho de verlos rogando apoyo extranjero para agredir a su propio país es un acto de traición a la patria que no podemos aceptar”, afirmó con contundencia.
Para diversos analistas independientes, la coyuntura es crítica.
Consideran que la violencia política promovida por sectores de extrema derecha amenaza con desbordarse, y que la única forma de contener esa “sed de sangre” es mediante la participación masiva en las urnas.
“El pueblo debe responder votando en defensa de la democracia, apoyando a Carolina Corcho, que representa la vida, la justicia social y la soberanía nacional”, han señalado.
Corcho también ha planteado un debate profundo sobre el modelo económico colombiano.
Con tono desafiante pregunta: “¿Cuál capitalismo?” A su juicio, lo que existe en Colombia no es una economía productiva, sino un sistema parasitario dominado por una oligarquía extractivista.
“Han reducido al país a un simple exportador de materias primas, destruyendo la industria, la agricultura y el trabajo digno. Eso no es capitalismo, es feudalismo moderno”, asegura.
Su propuesta apunta a construir una economía del cuidado y de la producción, basada en el conocimiento, la innovación y el respeto por la naturaleza.
Los sectores que respaldan su candidatura resaltan su inteligencia, preparación técnica y compromiso con lo público.
Para muchos, su trayectoria como médica y su gestión en el sector salud demuestran su capacidad para enfrentar los intereses corporativos y pensar en el bienestar colectivo.
Además, su condición de mujer le imprime un aire de renovación política en un escenario tradicionalmente dominado por estructuras masculinas y patriarcales.
“Lo único que nos queda al pueblo es el poder del voto, antes de que nos lo arrebaten los mismos que han corrompido la democracia”, dicen sus seguidores. Frente a los privilegios, las armas y la maquinaria de la élite, Corcho apela al poder ciudadano y a la movilización pacífica.
Su mensaje final resuena como un llamado urgente a la esperanza: “No podemos amilanarnos ante los violentos. ¡Millones a las urnas! Porque otro país es posible y porque el futuro de Colombia está en nuestras manos.”





