Por milenios nuestros cuerpos hospedan 30 billones de virus, bacterias, parásitos y hongos. Pero ¡oh! sorpresa, nuestro genoma no lo hace todo y requiere de los billones de genes de los organismos que albergamos para completar la fábrica de todas las moléculas necesarias para vivir.
Conclusión: dependemos de los virus y también de las bacterias.
El 80% de la población no padecerá la Covid19, o la enfermará levemente. Al final, podrían morir el 5% de los que tuvieron pruebas positivas, mucho menos del 1% de la población, que ya es demasiado.
Antes del Covid19, fallecían en Colombia alrededor de 670 personas diariamente por enfermedades, homicidios y accidentes. Aún no sabemos cuántas muertes adicionales ha traído la pandemia o si han sido menos.
Medidas para prevenir el contagio son necesarias y deben convertirse en hábito.
El aislamiento obligatorio nos permitió ganar tiempo, pero trae severas consecuencias económicas y sanitarias. La estrategia de plantear casi un bloque de búsqueda para exterminar el virus, y de promover el miedo, me parece defectuosa, pues de lo que se trata es de entender dónde y por qué fallan nuestras defensas.
Si nos vamos por el camino de priorizar la vacuna, los medicamentos, comprar respiradores y contar muertos, habremos desperdiciado la oportunidad para concentrar inteligencia y recursos en la comprensión de la respuesta de nuestros organismos ante uno de los coronavirus de comportamiento agresivo.
Sabemos que nuestra flora bacteriana produce moléculas que interactúan con las producidas por nuestro genoma en el campo de la modulación y respuesta de la inmunidad. La composición y diversidad de ella se asocia a muchas de las enfermedades crónicas y, los factores de riesgo implicados en su presentación son casi los mismos involucrados en la mayor gravedad en Covid19.
Entendiendo lo anterior, debemos preocuparnos por controlar al virus, fortaleciendo las defensas, moviéndonos más, comiendo mejor, evitando alimentos procesados, cuidándonos y cuidando a los demás, trabajando por una mente sana, pues todo ello modifica la diversidad y composición de nuestros microbios, compañeros de vida.
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