Sentimos que no tenemos la información adecuada en la epidemia actual, y así unos entran en pánico mientras otros la afrontan con desidia.
Los primeros ven el apocalipsis, se proveen de cuanto se les ocurra, beben pócimas que los hacen sentir seguros.
Los segundos, dicen que hay exageración, actúan con negacionismo, se sienten inmunes y menosprecian cualquier medida proveniente de las autoridades sanitarias.
Miedo y rabia son emociones que tenemos a disposición para enfrentar los peligros, pero cuando escalan a pánico, generan conductas que distraen de las medidas efectivas para evitar el contagio y en cambio, crean falsas sensaciones de protección. Al fin y al cabo, nuestros cerebros son propensos a creer lo falso.
Junto al aislamiento social, crear el hábito de lavarnos las manos cada dos horas es la mejor manera de mitigar el contagio, pero lo percibimos como una medida individual asimilable a una gota en el océano.
Cambiar un hábito cuesta demasiado. B.J. Fogg, psicólogo de Stanford lo sabe y diseñó un método para crear hábitos mediante pequeños cambios.
La urbanidad de Carreño aconsejaba bien sobre el lavado de manos y la cortesía al estornudar y sonar la nariz. Solo hay que volver a ella.
En la fase de mitigación hay que ser muy estrictos en el aislamiento para evitar el colapso de los hospitales, lo cual suma al recuento de muertos por este virus, los muertos por otras causas, debido a la imposibilidad de atención.
Estamos llegando tarde al aislamiento y al cierre de fronteras, en especial con USA, nación donde se diagnosticó el primer enfermo el 21 de enero, y hasta hace una semana solo se habían realizado dos mil pruebas. Hoy desconocen cuantos positivos hay, y algunos expertos estiman que alrededor de 200 millones pudieran resultar infectados con más de 200 mil muertos.
El mundo cambió y nos hará más conscientes, colaborativos y austeros. Pagaremos un alto precio en el bienestar y en nuestra economía, pero entraremos de lleno a la era digital y a la telemedicina. Algunos creativos se harán ricos y algunos ricos se harán más ricos.
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