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Ya probamos los horrores de la guerra, es hora de probar otro camino

Ya probamos los horrores de la guerra, es hora de probar otro caminoPor:  Jairo Andrés Amaya García

 

Pasaban los años 80 y en Barrancabermeja una joven visitaba a sus familiares en un barrio en el nororiente de la ciudad.    La joven —con aproximadamente 8 meses de embarazo— visitaba a sus familiares que hacía rato no veía.  Con alegría y amor por su familia la joven llegaba a nuestra ciudad, pero la aguardaban otras personas; integrantes de la guerrilla también sabían de su arribo y la esperaban con una intención macabra.

 

Y se dio el hecho, la joven fue interceptada por sus verdugos que le dispararon en repetidas ocasiones.  La joven cae al piso muerta, pero su bebé no.   La criatura en gestación, en su desesperado instinto por la vida, daba patadas en el vientre de su madre asesinada, luchaba vivir.

 

La gente al ver esto intentó ayudar, sin embargo, los asesinos prohibieron que alguien le brindara ayuda por una lapidaria razón: «ella es esposa de un policía y que nadie se le ocurra ayudarla», dijo ese día uno de los sujetos encargados del funesto y demencial acto.

 

En otro hecho, también en Barrancabermeja, una madre preguntaba por su joven hijo, un adolescente de aproximadamente 15 años, que lo había mandado a la tienda por la comida del día y no había regresado.

 

Al rato, a esa madre desesperada, los vecinos le comentaron que «un grupo de hombres se lo había llevado, decían ser de las AUC», nadie daba razón del muchacho, la madre del joven entró en desesperación, su muchacho no aparecía.   Al siguiente día alguien tocaba la puerta de la angustiada madre, eran los hombres de la AUC que le dejaron una olla, una olla tan grande como esas que usan para los sancochos callejeros, donde yacían las partes de su hijo, cruelmente despedazado por ser «marihuanero».

 

Dos (2) patéticos casos de la guerra en Colombia, 2 miserables casos del comportamiento violento de nosotros los colombianos, peleando una guerra de decenas de años que al parecer algunos quieren perpetuar.

 

Yo tengo muy claro algo, estos crímenes dejan heridas y odios muy profundos, sentimientos de venganza y justicia. Queremos que estos salvajes paguen por sus actos.

 

Lo más seguro es que los autores de estos asesinatos también hayan sido asesinados, en ambos bandos los asesinos más crueles y desquiciados eran eliminados porque se convertían en un problema, su nivel de locura era tal que se hacía imposible controlarlos, pero aun así seguimos esperando vengarnos, como en un círculo vicioso, de ‘generación en generación’.

 

Por eso tal vez sea el momento de lograr que estos actos de barbarie no se repitan, de dejar a un lado la venganza, ese sentimiento que garantiza que estos actos no se vuelvan a dar cada vez de manera más cruel que la anterior, porque la violencia solo genera más violencia.

 

Me queda claro que si estos asesinatos causan repudio e indignación nuestra respuesta no puede ser más violencia.  Esto debe parar, esto debe tener otro camino.

 

Con las FARC se llegó a un proceso de negociación donde 14 puntos están directamente implementados para la propia guerrilla y las fuerzas militares, los restantes 124 puntos son para el pueblo colombiano, buscando aminorar los horrores de la guerra, la desigualdad y falta de equidad.

 

Puede ser posible que algunos prefieran verlos eternamente en la cárcel, al igual que a los miembros de la AUC, pero, enfrentemos la realidad, nadie que esté armado y crea que tenga fuerza para pelear se va entregar por las buenas, tendríamos que doblegarlos a la fuerza, como lo hemos intentado durante muchísimos años, (más de 50 sin éxito alguno), y eso significa más guerra, violencia, muerte y horror.

 

El camino trazado con las FARC hacia la paz debe cumplirse, estén mal implementados o no,  ya los Acuerdos de La Habana están mostrando sus frutos.   La radical disminución de muertos en combate por parte de las fuerzas militares así lo demuestran.

 

Entiendan, salvar vidas es tal vez el activo más valioso de esta negociación.    Salvar vidas de compatriotas, en el presente y a futuro, de jóvenes colombianos es lo que realmente nos debe importar.

 

Además, se debe entender que la guerra es un negocio que sólo beneficia a un grupo muy reducido de la población, no podemos seguir alimentando un conflicto sin sentido, alguien se ha puesto a pensar ¿para qué necesitamos seguir en guerra?, ¿por qué tenemos que seguir como «hinchas fieles» de un conflicto que no sirve para nuestro beneficio?  ¡No podemos seguir haciendo la del tonto exponiéndonos por el bolsillo de otros!

 

En ese orden de ideas también tengo claro que el uribismo es uno de los mejores aliados de la guerra, son ellos, dolorosamente, los que encarnan el espíritu violento y belicoso de nuestra sociedad.  Lo afirmo por la propuesta de Iván Duque de querer reformar el proceso, lo que sin duda sería una declaración de guerra.

 

Querido lector, entiéndame. Si usted es contratado en una empresa por un salario y con un horario plenamente acordado con su patrón, pero después de haber firmado le pagan mucho menos de lo pactado y usted ha trabajado más horas, ¿qué haría?

 

No cumplirle a las FARC, cambiándole el libreto, es mandarlo a la guerra de nuevo y eso lo sabe muy bien Álvaro Uribe, es decir los ‘apretaran’ tanto que los obligaran a tomar las armas de nuevo.

 

Y no sólo eso, sería un terrible mensaje para todo el mundo, la palabra pactada y los tratos firmados se deben cumplir.   Jugar a cambiarlos y no respetar lo pactado hace ver al Estado colombiano sin nada de credibilidad.

 

Por eso, por la amenaza del uribismo a querer llevarnos nuevamente a los horrores de la guerra, es la razón por la que escogí la opción más viable y más cercana al pueblo.  Voy a dar mi voto por la Colombia Humana de Gustavo Petro, misma que el uribismo se empeña hacerla ver como la «opción de las FARC” como estrategia para manchar a su adversario, por una sencilla razón: Uribe Vélez quiere recuperar el poder.

 

Creo que con Gustavo Petro y sus aliados, gente honesta y correcta, Colombia podrá entrar en una época distinta, donde la corrupción será fuertemente perseguida y castigada y los casos de macabra violencia, como los que narré al comienzo de esta columna, no vuelvan a repetirse jamás en mi querida Colombia.

 

Ya probamos los horrores de la guerra, es hora de probar otro camino.

 

 

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JAIRO ANDRES AMAYA GARCÍA es un habitual columnista de BARRANCABERMEJA VIRTUAL.  Puede ser contactado en el correo electrónico: [email protected]

 

 

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