Luis Ernesto Gómez ha pasado de ser una figura política prometedora a un personaje cuyo legado está marcado por una serie de decisiones controvertidas y virajes políticos que han puesto en entredicho su credibilidad.
Inicialmente, Luis Ernesto emergió como un político joven con una propuesta progresista, prometiendo ser un aliado del cambio y las reformas sociales. Sin embargo, su trayectoria ha estado plagada de contradicciones que hoy lo posicionan como un actor político distante de sus ideales iniciales y cercano a sectores que antes criticaba vehementemente.
Uno de los momentos más significativos en su carrera fue su decisión de declinar su candidatura para la Alcaldía de Bogotá en favor de Claudia López.
Este movimiento, que fue interpretado como una muestra de pragmatismo político, resultó ser el primer golpe a su imagen entre sus seguidores. Aunque en su momento justificó este acto como un sacrificio por el bien común, con el tiempo se ha revelado que este paso marcó el inicio de un proceso de alineamiento con intereses que chocan con los principios que originalmente defendió.
Tras el triunfo de López como alcaldesa de Bogotá, Luis Ernesto ocupó posiciones de poder en la administración distrital.
No obstante, la distancia entre sus promesas de campaña y sus acciones posteriores comenzó a hacerse evidente. Uno de los puntos más polémicos fue su cambio de postura respecto al metro elevado de Bogotá.
Durante la campaña, tanto él como Claudia López criticaron abiertamente este proyecto, asegurando que buscarían un metro subterráneo que beneficiara de manera más integral a la ciudad.
Sin embargo, ya en el poder, no sólo avalaron el metro elevado, sino que se convirtieron en defensores de este, generando un fuerte rechazo entre quienes apoyaron sus aspiraciones bajo la promesa de un enfoque diferente.
Este cambio resultó aún más cuestionable debido a las denuncias de sobornos por parte de la constructora china encargada del metro y los supuestos vínculos de esta con las campañas políticas de Claudia López y su esposa Angelica.
Estas acusaciones, sumadas al manejo sin estudios del proyecto, terminaron por manchar la imagen de Luis Ernesto y López, consolidando la percepción de que su administración estuvo más interesada en favorecer intereses privados que en cumplir con las demandas de los ciudadanos.
Amigo de las corruptas EPS
Otro tema que ha desgastado significativamente la credibilidad de Luis Ernesto ha sido su posición frente a las EPS (Entidades Promotoras de Salud) en Colombia.
Durante la campaña presidencial de Gustavo Petro, Luis Ernesto se mostró como un defensor de la reforma al sistema de salud, que busca eliminar el modelo actual de intermediación que las EPS representan.
Sin embargo, en su posterior alejamiento del gobierno Petro, tanto él como su círculo cercano han adoptado una postura en defensa de estas entidades, acusadas de corrupción y de priorizar intereses económicos sobre la salud pública.
Este giro no solo contradice sus posiciones iniciales, sino que también lo alinea con sectores conservadores y de derecha que históricamente han respaldado el modelo de EPS.
La ruptura con el gobierno Petro ha sido evidente y profunda.
Aunque inicialmente Luis Ernesto apoyó la candidatura de Petro, su transición de aliado a opositor total ha sorprendido a muchos. En el Congreso, su grupo, que se autodenomina “bancada independiente”, ha asumido una posición que, en la práctica, ha servido para bloquear múltiples iniciativas del gobierno.
Este comportamiento ha sido interpretado como un movimiento estratégico para consolidarse como un actor político que busca, impulsar la candidatura de Claudia Lopez a la presidencia, buscando diferenciarse tanto de la derecha tradicional como del progresismo representado por Petro, pero que, en el fondo, termina respaldando a los sectores más conservadores.
Lo que resulta más preocupante es que este grupo político, liderado por Claudia Lopez y Luis Ernesto entre otros, pretende proyectarse como una opción moderada, cuando en realidad su accionar refleja un tercer extremo.
Desde esta posición, critican las políticas del gobierno Petro bajo el argumento de diferencias de estilo o enfoque, pero sin proponer alternativas claras o coherentes.
En cambio, parecen centrarse en defender intereses específicos, como los del metro elevado y las EPS, dejando en evidencia una agenda que responde más a conveniencias políticas que a un verdadero compromiso con las transformaciones estructurales que el país requiere.
Ahora hace parte de la oposición “inteligente”
Luis Ernesto, figura política conocida en el pasado por su estilo directo, se ha sumado recientemente al coro de críticos hacia el gobierno de Gustavo Petro, utilizando frases de cajón para cuestionar su gestión.
En declaraciones que han generado polémica, Gómez acusó a la administración Petro de ser un «gobierno que derrocha«, apuntando a programas sociales y ayudas dirigidas a la población más vulnerable. Sin embargo, estas críticas parecen carecer de consistencia cuando se contrastan con la realidad de los logros alcanzados por el gobierno.
Mientras Luis Ernesto Gómez lanza estos ataques, los indicadores muestran un panorama diferente.
La pobreza ha disminuido, lo que evidencia una mejora en las condiciones de vida de millones de colombianos. El peso ha logrado mantenerse estable en un contexto económico global desafiante, y el país sigue cumpliendo con la regla fiscal, lo que garantiza disciplina en el manejo de las finanzas públicas.
Asimismo, el gobierno ha impulsado la transición energética, clave para el desarrollo sostenible del país, y ha reactivado el turismo, un sector esencial para la economía. A esto se suman la disminución en el costo de vida, la reducción del desempleo y el aumento de las exportaciones, señales claras de progreso.
La crítica de Gómez parece ignorar estos avances y caer en contradicciones: mientras acusa al gobierno de derrochar recursos, también lo tacha de ineficiente por supuesta falta de ejecución.
Este tipo de discurso refleja más un afán de protagonismo que un análisis objetivo de la situación del país. La gestión de Petro, aunque no exenta de desafíos, demuestra que las políticas sociales y económicas pueden generar cambios positivos y sostenibles.
Luis Ernesto Gómez y su círculo cercano han construido una trayectoria política que, lejos de consolidarse como una opción de cambio o moderación, ha terminado por convertirse en un símbolo de incoherencia y oportunismo. Su viraje en temas clave como el metro elevado y la defensa de las EPS, junto con su distanciamiento del gobierno Petro, los ha colocado en una posición ambigua que genera desconfianza.
En un contexto político donde la coherencia y la credibilidad son valores esenciales, Luis Ernesto ha demostrado que está dispuesto a sacrificar ambos en función de sus intereses personales y políticos, hoy forma parte de la mesa de trabajo de la “opositora” emisora Blu Radio .
Para leer más noticias de Barrancabermeja y el Magdalena Medio pueden dar click aquí