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Ni el Pegasus aparece en el SECOP ni el narcotráfico en la DIAN

Las actividades ilegales o secretas están diseñadas para operar fuera del radar de las estructuras formales de control, lo que significa que su ausencia en los registros oficiales es más un indicio de su carácter clandestino que de su inexistencia

El argumento de que una compra clandestina de un programa de interceptación de llamadas como Pegasus no existe simplemente porque no aparece en SECOP  es tan falaz como afirmar que los narcotraficantes no exportan cocaína porque dicha exportación no aparece en los registros de la DIAN

En ambos casos, se está asumiendo que la falta de transparencia o de registros oficiales equivale a la inexistencia del acto, lo cual es una distorsión lógica. 

Este tipo de razonamiento ignora por completo la naturaleza clandestina y secreta de tales actividades, cuyo propósito es precisamente evadir el escrutinio público y oficial.

¿Qué es Pegasus? 

Pegasus es un software desarrollado por la empresa israelí NSO Group, diseñado para infiltrar dispositivos móviles y obtener acceso a comunicaciones privadas. Ha sido utilizado por diversos gobiernos y entidades para vigilar objetivos específicos, incluidas personas consideradas opositoras políticas, periodistas y defensores de derechos humanos. 

Dado el potencial de abuso de una herramienta tan poderosa, la compra y uso de Pegasus a menudo se maneja de manera secreta, sin registros públicos que permitan su fácil rastreo.

En muchos casos, los gobiernos y las agencias de inteligencia que adquieren herramientas como Pegasus lo hacen mediante procedimientos oscuros, contratos confidenciales o intermediarios, precisamente para evitar el escrutinio público y posibles sanciones legales o internacionales. 

El hecho de que no haya un registro oficial de una compra no significa que esta no haya ocurrido; solo implica que, si ocurrió, fue deliberadamente oculta, algo común en operaciones de vigilancia e inteligencia. En otras palabras, la falta de evidencia pública no es prueba de ausencia.

¿Por qué la compra no aparece en el SECOP?

El argumento es comparable al de un narcotraficante que opera fuera del sistema legal y, por tanto, no declara sus actividades a las autoridades fiscales de su país. 

Sería absurdo concluir que, debido a que los registros contables de la DIAN o del SECOP no mencionan la exportación y/o compra de cocaína, esta actividad no existe. 

Los traficantes de drogas tienen como principal objetivo eludir el control gubernamental, ocultar sus operaciones y mantener sus actividades ilegales fuera del radar de las autoridades. De la misma manera, quienes adquieren software como Pegasus tienen incentivos similares: operar en las sombras y evitar la creación de registros oficiales que puedan comprometer su actividad.

Ambos ejemplos son manifestaciones del mismo fenómeno: la discrepancia entre las actividades clandestinas y las estructuras de control y transparencia gubernamentales. 

Las actividades ilegales o encubiertas, como la vigilancia no autorizada mediante Pegasus o el narcotráfico, se estructuran de tal forma que no dejan rastros en los sistemas formales que monitorean las actividades legítimas. 

La ausencia de un registro formal de una compra de Pegasus podría deberse a que se utilizó una vía no convencional para adquirir el software, como el uso de empresas pantalla, fondos reservados o intermediarios internacionales que no requieren reportes transparentes. 

Este tipo de operaciones no suelen figurar en los registros de adquisiciones oficiales porque las partes involucradas tienen un claro interés en evitar la rendición de cuentas.

Este tipo de razonamiento ilustra una comprensión errónea sobre cómo operan los mecanismos clandestinos

La supervisión gubernamental o los sistemas de auditoría interna no son infalibles, especialmente cuando se trata de actividades que se realizan con el objetivo explícito de eludir dichas salvaguardias. 

Los gobiernos, las agencias de inteligencia y otros actores interesados en la vigilancia secreta tienen a su disposición numerosos recursos y estrategias para ocultar sus compras y actividades. La falta de registros oficiales no demuestra la inexistencia de una compra; sólo sugiere que esta fue manejada de manera clandestina.

De hecho, el caso de Pegasus ha sido objeto de numerosas investigaciones internacionales, algunas de las cuales han revelado compras secretas de este tipo de software por parte de gobiernos autoritarios o democráticos que buscan espiar a sus ciudadanos o a opositores. 

Estas revelaciones han salido a la luz no a través de los registros oficiales, sino gracias a investigaciones periodísticas y de organizaciones no gubernamentales que han desenterrado pruebas a través de fuentes alternativas, como filtraciones o análisis forenses de los dispositivos comprometidos.

Suponer que la compra de un software como Pegasus no ha ocurrido solo porque no está registrada oficialmente es ignorar cómo funcionan las actividades clandestinas. 

Es el equivalente a creer que el narcotráfico no existe porque no está registrado en los sistemas contables de un país. Ambos casos reflejan una negación ingenua de la realidad: las actividades ilegales o secretas están diseñadas para operar fuera del radar de las estructuras formales de control, lo que significa que su ausencia en los registros oficiales es más un indicio de su carácter clandestino que de su inexistencia.

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