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¿Control Político o saboteo al gobierno?

¿Control Político o saboteo al gobierno?Por: Rosberg Perilla Pérez

 

Quiero hacer la siguiente reflexión como contribución al debate.  Lo primero, es reconocer que no existe ninguna duda jurídica que una de las funciones Constitucionales y de ley de los Concejos Municipales en Colombia es el ‘Control Político’.   Así lo expresa el artículo 38 de la Ley 136 de 1994:

 

ARTÍCULO  38º. — Funciones de control.  «Corresponde al Concejo ejercer función de control a la administración municipal. Con tal fin, podrá citar a los secretarios, jefes de departamento administrativo y representantes legales de entidades descentralizadas así como al Personero y al Contralor».

 

Así las cosas, queda claro que el ‘Control Político’ es un requisito indispensable para el adecuado funcionamiento de la democracia.   Por supuesto que debe ser un proceso de diálogo respetuoso, permanente,  entre el Concejo Municipal y el ejecutivo (Alcalde y Secretarios del Despacho), buscando como objetivo  «garantizar un óptimo desarrollo de las funciones de las administraciones territoriales,  en beneficio del interés general y NUNCA del interés particular».

 

Un buen ‘Control Político’, y en general un debate correcto, depende de la calidad de las intervenciones y documentos que se presenten, como los cuestionarios, un buen contexto del tema apoyado con cifras y datos estadísticos, sustentado con investigaciones que —entre otras cosas— ayudan a enriquecerlo.

 

El éxito o fracaso del ‘Control Político’ depende de una buena asistencia técnica, y el resultado debe ser que se tomen los correctivos para re direccionar las decisiones del gobierno, pero siempre enmarcadas en el respeto como base fundamental del entendimiento entre las partes.

 

Los recursos públicos son escasos, a la vez que surgen más y más complejas demandas sociales.  En ese orden de ideas son frecuentes los desequilibrios y déficits fiscales, acumulación de pasivos financieros por encima de las posibilidades reales de pago, concluyendo en drásticas medidas que generan parálisis en la inversión para el desarrollo, pues un significativo porcentaje de ingresos propios debe destinarse a programas de saneamiento fiscal.   Por eso es importante el ‘Control Político’, repito, aquí nadie lo está cuestionando.

 

Sin embargo —y hablando con toda sinceridad—  en nuestros tiempos, en la aplicación legítima de esa función de ‘Control Político’ que tiene el Concejo Municipal, se han venido generando controversias, porque desde el mismo seno del pueblo, en su sabiduría popular, se viene insistiendo mucho cuando se afirma que «lo que está en  disputan son puros interés personales de los Concejales, por enciman de los intereses de la comunidad»,  lo que ha contribuido que la figura del ‘Control Político’  se convierta  en una farsa y de poca credibilidad.

 

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La ‘prueba reina’  de ese permanente ‘saboteo’ se presentó la semana pasada, cuando de manera irresponsable, el concejal Luís Alberto Arismendi Solano, salió por una estación de radio local afirmando que «desde la Secretaría de Desarrollo Económico de la Alcaldía Municipal se le habían cancelado $ 14 millones de pesos a la Diócesis de Barrancabermeja por una Misa de Acción de Gracias derivada de los 96 años de vida municipal de nuestra ciudad que se llevó a cabo en la Iglesia Catedral de la Inmaculada», lo que generó  —por supuesto—  un rápido comunicado del señor Obispo en donde advertía que ese recurso «jamás había ingresado a las arcas de la iglesia», dejando en el ambiente un injusto ‘tufillo’ en el manejo de los dineros públicos por parte de la administración municipal.

 

Ante semejante saboteo por parte del Concejal —que de antemano había sido informado que esa plata era destinada a 3 bandas sinfónicas que lamentablemente NO se presentaron en ‘tedeum’— le tocó salir públicamente a la Secretaría de Desarrollo a desmentir al Concejal y a la vez aclarar que «como las bandas sinfónicas NO se presentaron, tampoco se les podía pagar por un servicio que NO prestaron, luego ese dinero aún forma parte de los recursos consignados en las cuentas oficiales que no han sido usados».   Aun así, como la intención es sabotear al gobierno, sigue insistiendo haciendo uso del viejo truco de ‘posar de víctima’ buscando tapar la falta.

 

Francamente, por la actitud del concejal Arismendi, el Obispo de Barrancabermeja se vio inmerso en un espectáculo bochornoso, debido a que, irresponsablemente, pretendieron utilizarlo para dañarle la imagen al gobierno local.  El concejal Arismendi debe reconsiderar esa fallida estrategia politiquera.   Eso NO es ‘Control Político’.

 

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No hay ninguna duda, que el espíritu jurídico y democrático de los Concejos municipales  es el de ejercer un adecuado ‘equilibrio del poder’.    Mediante el ejercicio democrático, en los estados de derecho, toda autoridad pública está sometida a un control, nadie pone en duda la dimensión positiva del ‘Control Político’, pero llevarla al extremo de lanzar injurias y calumnias contra el ejecutivo, sin respeto alguno, es una actitud negativa que busca entorpecer la función pública de la Administración para trabajar solo a favor de disputas sobre intereses particulares de los corporados.

 

Totalmente de acuerdo en que el Concejo Municipal debe convocar a sesiones, solicitar información sobre avances en las investigaciones relacionadas con la gestión financiera, aportar información, elevar denuncias, etc., pero todo dentro de una ‘relación respetuosa’ de los límites organizacionales, es decir debe existir una relación armónica, un nivel de coordinación o colaboración entre Alcalde y Concejales, sin que ello signifique dependencia ni subordinación del uno hacia el otro.

 

En el caso de Barrancabermeja, por ejemplo, desde hace varios meses se está viviendo una situación bien complicada entre el Concejo y la Administración municipal, debido, a comienzo del año 2018, a la presentación de unos proyectos  —como el de la legalización del complemente alimenticio y el transporte escolar para los estudiantes—  que fueron radicados por el Gobierno local, pero objeto de toda clase de saboteos por parte de los ediles y que terminaron perjudicando a miles de estudiantes que solo vieron normalizada la situación después de más de 45 días de iniciadas las actividades escolares.

 

CONCLUSIÓN: De no regresar  la sensatez y la cordura al Concejo Municipal, el único perdedor será  sin ninguna duda el  pueblo, que pierde de la posibilidad de obras de trascendental importancia.

 

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ROSBERG PERILLA PÉREZ es un habitual columnista de BARRANCABERMEJA VIRTUAL.  Puede ser contactado en el correo electrónico:  [email protected]

 

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