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El centro político: Tibio con el uribismo, feroz opositor con las reformas progresistas

Al atacar las reformas sociales del progresismo - tan solo por posicionar sus candidatos para el 2026 - el llamado centro político desnudó la exposición de similitudes con el uribismo lo que les exige una reflexión cuidadosa sobre las consecuencias de sus decisiones estratégicas.

El intento del centro político de equiparar el progresismo con el uribismo para confundir a sus electores y ofrecerse como alternativa para el 2026 terminó revelando similitudes inquietantes entre el centro y el uribismo. 

El panorama político en Colombia ha sido testigo de una interacción matizada entre ideologías, a medida que varias facciones se esfuerzan por posicionarse favorablemente ante los ojos del electorado. 

Con la victoria de Gustavo Petro, el llamado centro político ha mostrado como su estrategia electoral para el 2026 el equiparar el progresismo con la ultraderecha uribista en su búsqueda de posicionamiento electoral. 

Sin embargo, esta estrategia ha revelado inadvertidamente sorprendentes similitudes entre el llamado centro y el uribismo, lo que ha llevado a un examen crítico de las consecuencias y responsabilidades asociadas con tales alineamientos.

El afán del llamado centro de equiparar el progresismo con la derecha uribista indica una confusión de las fronteras ideológicas. Históricamente, estas dos tendencias políticas en Colombia han sido percibidas como diametralmente opuestas: el progresismo enfatiza la justicia social y la igualdad de oportunidades, mientras que el uribismo tiene una historia llena de corrupción, falsos positivos y relaciones inexplicables con las mafias del narcotráfico con toda la tragedia nacional que se teje alrededor de ese tema.

¿Qué ha pasado con esta estrategia?  

Ver a Humberto de la Calle atacando la Paz Total o a Alejandro Gaviria, Cathy Juvinao y Katherine Miranda atacando las reformas a la salud y laboral en su afán por sabotear el gobierno progresista, los terminó acercando al uribismo, ubicándolos como referentes opositores de las ideas del cambio  

Lo torpe de la estrategia es que al posicionarse cerca del uribismo para atacar al progresismo, el centro político expone sin darse cuenta matices autoritarios dentro de su propia narrativa. 

La percepción pública del centro como una fuerza moderada – tibia – se está viendo socavada, ya que sus coincidencias con el uribismo plantean dudas sobre su compromiso con los valores democráticos y las libertades civiles.

Vemos al grupo de Claudia López atacando sin tibiezas reformas sociales claves como la de la salud, laboral y de pensiones con engaños, mentiras, cruzando la línea ética, tan solo por oponerse a la agenda del gobierno progresista 

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Alinearse con la agenda de la derecha uribista hace que el centro político sea responsable de las consecuencias negativas asociadas con tales ideologías. El bagaje histórico del uribismo incluye represión, discriminación y desigualdad social. 

25 años de gobierno de la agenda neoliberal uribista-santista-uribista han convertido a Colombia en uno de los países más desiguales y ha dejado al 39% de la población en pobreza monetaria, al 12.2% en pobreza extrema y al 16% en pobreza multidimensional.

La estrategia del centro de atacar los cambios que propone el progresismo terminó asociándolo inadvertidamente con estos resultados dañinos, lo que requiere una evaluación crítica de las responsabilidades que tienen al contribuir a un posible malestar social.

Al centro ya nadie les cree nada 

Si el electorado percibe – como está pasando actualmente – que el centro adopta de manera oportunista elementos de una ideología divisiva y extrema para obtener beneficios políticos, la confianza en su sinceridad y compromiso con el bienestar público puede verse comprometida. Esto está teniendo importantes ramificaciones dentro del Partido Verde (por ejemplo) para sus perspectivas electorales y su viabilidad a largo plazo.

El descubrimiento de similitudes entre el centro y el uribismo requiere una reevaluación de la estrategia política empleada. 

En lugar de intentar desdibujar las líneas ideológicas, el centro puede beneficiarse de un compromiso más auténtico con los votantes, centrándose en articular una postura clara y de principios que aborde genuinamente los desafíos sociales sin recurrir a alianzas cuestionables.

Oponerse de esa forma maliciosa y desfachatada a las reformas sociales que el pueblo colombiano añoro toda su vida, terminó desnudando las coincidencias del centro político con el uribismo y la responsabilidad de estos con los graves problemas de desigualdad, violencia y corrupción que sufre Colombia 

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Al atacar las reformas sociales del progresismo – tan solo por posicionar sus candidatos para el 2026 – el llamado centro político desnudó la exposición de similitudes con el uribismo lo que les exige una reflexión cuidadosa sobre las consecuencias de sus decisiones estratégicas.

Quién lo creyera, el centro político que se caracterizó durante 25 años de uribismo por ser totalmente tibio en su posiciones terminó siendo una verdadera fiera opositora de las políticas de cambio impulsadas por el gobierno progresista de Gustavo Petro. 

A medida que la política continúa evolucionando, la responsabilidad de los actores políticos de navegar el terreno ideológico con integridad y transparencia se vuelve cada vez más primordial.

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