En casi todas nuestras ciudades colombianas, los gobernantes de turno diseñan “estrategias” para el tema de MOVILIDAD, que cada día se vuelve más complicado, por el alto número de vehículos que transitan por las vías, la falta de civilidad de los actores viales y la poca efectividad de las autoridades de tránsito.
En relación con estas últimos, son ellas las encargadas de implementar lo establecido en el marco legislativo actual, en especial lo concerniente con la movilidad urbana y la seguridad vial, esta última enmarcada en la Ley 1503 de 2011 destinada “preservar la vida de las personas mediante procesos de educación vial, movilidad y atención a las comunidades”, y aunque es cierto que en la mayoría de estas entidades se mantienen Planes, Programas y Proyectos con rimbombantes nombres que tienen que ver con Educación y Seguridad Vial, también es cierto que los recursos o son mal invertidos, o el impacto de esos proyectos es casi nulo.
En mi concepto, toda esa situación se da por un mal enfoque de nuestras autoridades en el tema, ya que no se tiene en cuenta lo que la Ley 1503 de 2011 determina como ACTORES VIALES, expresado en el artículo 2° de la mencionada ley, en los siguientes términos: “son actores de las vías, todas las personas que asumen un rol determinado para hacer uso de las vías, con la finalidad de desplazarse entre un lugar y otro, por lo tanto se consideran actores de tránsito y la de la vía los peatones, los transeúntes, los pasajeros y conductores de vehículos automotores y no automotores, los motociclistas, los ciclistas, los acompañantes, los pasajeros, entre otros”.
En mucha de nuestras ciudades, el problema se trata de resolver, cuando surge un conflicto entre dos partes bien definidas, por ejemplo: Mototaxistas y Transportadores Formales; entonces se expiden normas locales, que van en contravía de la constitución y los derechos de los individuos, como la prohibición de parrilleros, o pico y placa, o días sin motos, etc.
Entonces no se tiene en cuenta a los otros actores viales en la resolución de ese conflicto, como son, por ejemplo, los usuarios de buses y busetas, o taxis (transporte formal) y los usuarios del transporte informal, además que las medidas afectan de manera general, a quien no tiene que ver con el tema, como son aquellas personas que tienen su motocicleta para cualquier uso (legal o formal) diferente al del mototaxismo.
Se atribuye a Albert Einstein, el famoso científico de la teoría de la relatividad, una frase, que más o menos dice así: “No podrás conseguir resultados diferentes, si siempre haces lo mismo”; esta frase, viene al caso, porque los diferentes gobiernos, aplican las mismas técnicas, tácticas y estrategias para tratar de arreglar los crecientes problemas de movilidad en sus ciudades, sin tener en cuenta que las prácticas del día a día por el no cumplimiento de las normas, el irrespeto a la autoridad, retar la ley, justificar la corrupción y validar la ilegalidad entre otras situaciones problemas, se convierten en caldo de cultivo para la intolerancia y violencia.
Es por ello, que es necesario otro tipo de estrategias que establezcan prácticas ciudadanas de respeto a la ley, fomenten acciones de comprensión en la diferencia y especialmente, establezcan acciones de convivencia, que a maneras de ‘pactos’ permitan fomentar acuerdos entra actores de la vía.
Aspectos como la moral, la cultura y ley deben armonizar en este laboratorio ciudadano llamado vía pública, en donde todos quepamos, si bien no en perfecta armonía, si con unos mínimos de convivencia pacífica, y esto cabe, en otras cosas, en un concepto que se denomina CIVILIDAD, que no es más que, el conjunto de normas explícitas e implícitas que todos debemos cumplir, para CONVIVIR en armonía.
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