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Desde el balcón … en medio de la pandemia – (Por: Alberto Cotes Acosta)

Desde el balcón ... en medio de la pandemia – (Por: Alberto Cotes Acosta)No quisiera estar en los zapatos de ningún mandatario, ni del presidente, ni de ningún gobernador o alcalde.  Además de todos los problemas que deben resolver desde su ámbito, les cae encima una pandemia mundial mortífera, y no solo mortífera porque sea capaz de acabar con la vida de miles de seres humanos, sino porque está destruyendo y acabando con casi todo lo que conocemos de nuestras actividades sociales, económicas, políticas, en fin … acabando con todas las actividades humanas.

 

En esa medida, se les agranda el problema a los mandatarios, ya que no solo tienen que resolver, en el caso de nuestro país, los problemas estructurales que llevamos como cruz desde hace muchas décadas, sino que —encima— tienen que mirar no solo como afrontan la situación pandémica desde la salud pública, sino como resuelven la situación de miles de ciudadanos que, ante la necesidad de confinamiento, no tienen como subsistir.

 

Desde las altas esferas, se diseñan soluciones, que van dirigidas a los “más vulnerables”, pero este Estado nuestro, en mi opinión, no tiene ni idea de quienes son, ni donde están ubicados, los “más vulnerables”.

 

Digo esto, porque, aunque a simple vista parece que las personas que viven en barrios subnormales, de los llamados estratos 1 y 2, son los que más dificultades tienen, en los siguientes estratos (3, 4 y hasta 5), existen miles de familias “vulnerables”, miles de familias que dependen de un pequeño negocio, o de una cabeza de familia que tiene una profesional liberal (abogado, arquitecto, ingeniero, contador, economista, etc.). Pequeños negocios que han tenido que ser cerrados, oficinas de profesionales cerradas, Contratos de Prestación de Servicios no renovados, profesionales desempleados, vendedores de catálogos, taxistas, y toda suerte de personas con profesiones y oficios que viven del día a día, o de semana a semana, o de mes a mes, que al no poder trabajar y no tener ahorros significativos, están condenados por esta pandemia.

 

Además, se conoce de presuntos sobrecostos en las ayudas que medianamente algunos gobernantes están ofreciendo a las comunidades, lo que causa un efecto devastador en la ya desesperante situación de esas millones de personas, que hasta el momento han mantenido, más o menos, una actitud responsable de aislamiento preventivo, pero ante la no llegada de ayudas y las noticias de que, además, los corruptos de siempre se están robando parte de esos recursos, en varias ciudades del país, ya se están dando reclamos airados de algunos habitantes, lo que incluye la salida a la calle masivamente para protestar.

 

Si esta situación no se resuelve adecuadamente, puede resultar en una escalada de violencia nunca vista, en donde los ciudadanos se tomarán las calles, los comercios y aún las casas de los vecinos presuntamente “más acomodados” a fin de conseguir alimentos para sus familias (¡Dios no lo permita!).

 

Aun corriendo riesgo de que me tomen por loco, o que los amigos estudiosos del tema presupuestal me califiquen de «hereje», creo que una solución sería materializar ayudas para la MAYORÍA de los habitantes.     Esto se logra, si una vez declarada la emergencia, se utiliza esta declaratoria para direccionar TODOS los recursos económicos del presupuesto de la ciudad a atender de verdad la necesidad de alimentos, medicinas y elementos de seguridad para toda la población.

 

Las obras, los estudios, la contratación de tantas cosas que se dan en la Administración, pueden esperar, además que, en esta situación, no hay otro camino que salvaguardar la vida de los ciudadanos.

 

Otra cosa son los mecanismos para la entrega de esas ayudas, algunos han propuesto ideas: bonos solidarios, compra y distribución directa por parte de la administración, y otra serie de ideas que pueden ser analizadas y sopesadas, pero eso sí, lo que no puede ocurrir es que se le salga de las manos a la administración y se aprovechen algunos «avivatos» de la situación para llenar sus arcas, a costa no solo de la tranquilidad de los ciudadanos, sino de la vida de un gran número de ellos.

 

Conozco la sensibilidad social del alcalde Alfonso Eljach Manrique, sé que es bastante complicado disponer de todos los recursos, conozco que hay cosas que tienen que funcionar y que eso necesita de esos recursos, pero, si no se toman medidas drásticas y efectivas, todo esto puede resultar en una tragedia mayor.

 

Los dejo con esta frase:   «En los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento».  (ALBERT EINSTEIN)

 

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ALBERTO COTES ACOSTA,  columnista de Barrancabermeja Virtual, puede ser contactado en el correo electrónico:  [email protected]

 

 

 

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