La capacidad de un gobierno de responder a las demandas sociales depende de muchos factores, algunos de ellos políticos, otros administrativos, otros financieros, otros sociales, por lo tanto, no existe ni se puede hablar de gobernabilidad en términos absolutos pues como principio que intenta explicar fenómenos sociales depende de la complejidad y diversidad de variables que inciden en el mismo.
Así que aquellos que hablan de ingobernabilidad no solo reducen los términos de una discusión compleja, sino que omiten elementos que deben considerarse para entender la dinámica administrativa y política del gobierno local.
Todos los gobierno municipales, departamentales y nacionales se enfrentan a limitantes en su gestión, lo cuales varían desde lo financiero y fiscal, pasando por lo legal y administrativo, hasta llegar a las relaciones con otras instituciones públicas, como las de control o las legislativas, e incluso el papel de los medios de comunicación.
Estas circunstancias, situaciones y organizaciones limitan la capacidad del gobierno para responder a las necesidades de la población, la democracia misma pretende eso, equilibrar los poderes públicos estableciendo sistemas de pesos y contrapesos, aunque eso termine por limitar la capacidad de gobierno del poder ejecutivo.
En este contexto se desenvuelven todas las administraciones en todos los niveles, la alcaldía no es la excepción, con el condicionante adicional que el gobernante se debe regir por un plan de desarrollo, el cual tiene su génesis en un programa de gobierno que la comunidad refrenda con su voto y el cual es ajustado por la población y el concejo, que lo convierten en acuerdo municipal y es la hoja de ruta de la gestión e inversión pública en los 4 años de gobierno.
El plan de desarrollo orienta la gestión e inversión publica, algo que si se puede convertir en un verdadero limitante a la capacidad de gobierno pues solo lo que se contempla en ese documento puede ser susceptible de recibir inversión pública local, algo que establece límites claros a la capacidad de responder a demandas sociales que no estén incluidas en ese documento.
Así pues no hay condiciones de gobernabilidad absoluta, los gobernantes se ven limitados por el presupuesto y la capacidad de recaudo, por la incidencia del concejo en el trámite de medidas y en sus decisiones, los tortuosos procedimientos legales, las decisiones de los jueces, los tramites contractuales, las acciones de contraloría y personería, la articulación con los niveles departamental y nacional del Estado, el tramite y apoyo a proyectos, y por una gran cantidad de variables que inciden directamente en la capacidad de actuación del gobierno, es decir, afectan la gobernabilidad.
Es claro que la administración municipal ha sufrido situaciones anómalas, pero eso no necesariamente indica problemas de gobernabilidad serios que afecten la respuesta a las necesidades sociales superior a otras circunstancias que se han presentado en la historia local, como la ausencia reiterada del alcalde, por viajes o la mera ausencia al despacho, los ciclos económicos de la industria petrolera o la caída en las rentas petroleras.
El gobierno municipal ha continuado su labor con normalidad, no hay afectaciones visibles a la gobernabilidad, se han cumplido con las responsabilidades y se han ejecutado los proyectos con regularidad, y si se han presentado problemas han sido producto de variables presentes en cualquier gobierno, como las demoras en los tramites de los proyectos de acuerdo por el concejo, que afectan la gestión de la administración municipal pero que son situaciones que se presentan normalmente en los gobiernos.
Es por esto por lo que los programas sociales y las inversiones públicas viene desarrollándose con normalidad, sin que se hayan visto afectadas y sin interrupciones excepcionales.
Lamentablemente ha hecho carrera en la ciudad que unos pocos recurran a la incertidumbre y al pánico como herramientas políticas, haciendo señalamiento exagerados y desproporcionados, pues hablan de ingobernabilidad sin sustentar semejantes afirmaciones, cayendo en prácticas que promueven el terror y la inseguridad con el fin de confundir a la ciudadanía y captar electores con afirmaciones especulativas.
Es claro que el municipio tiene problemas, algunos nuevos otros viejos, y que la comunidad tiene necesidades, muchas de las cuales no han sido resueltas en muchos años, pero la gestión de la alcaldía de Barrancabermeja viene trabajando en responder a esos requerimientos de la comunidad, programas como el de auto pavimentación, las becas de educación superior o el transporte escolar gratuito, son muestra de que el gobierno continúa su labor.
Es necesario hacer un llamado a la cordura y la prudencia, esas salidas en falso señalando una supuesta ingobernabilidad local no le sirven a nadie en la ciudad, porque no solo no son ciertas sino que además enrarecen el clima social y político en el municipio, pues generan desconfianza y desconcierto económico y social, profundizando las divisiones y la polarización en la comunidad y despertando prevención e incredulidad no solo hacia el gobierno sino hacia los políticos, que conllevan a ahondar los problemas sociales.
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