Por: Jaime Calderón Herrera
Gilberto Carillo obtuvo en votación del Consejo Superior Universitario (CSU) de la UIS, cuatro votos, mientras quien aspiraba a un tercer periodo obtuvo tres y los dos representantes del Gobierno Nacional votaron en blanco. Carrillo es un hombre impoluto, académico como el que más, con una carrera docente que lo llevó a ser Doctor, Profesor Titular, ocupar cargos de dirección, siempre dentro de una línea de capacidad, inteligencia, ética, moralidad y franqueza.
¿Por qué entonces el representante de los exrectores, el señor Jaime Luis Gutiérrez, el representante de los gremios, el señor Félix Jaimes, y los representantes del Gobierno central se empeñan en desconocer la decisión mayoritaria, mediante interpretaciones acomodaticias, con el único propósito de dilatar y enturbiar, desacatando la decisión del juez que tuteló el derecho precisamente al debido proceso? ¿Cuál es el mensaje?
Gilberto Carrillo, que yo sepa, no es un saltarín burocrático, ni un especulador de ideas, ni nunca ha estado cuestionado ni detenido, ni obedece a acuerdos entre políticos, ni tiene agendas ocultas, ni tiene intereses en contratación.
Quienes quieren desconocer su elección no se atreven a descalificarlo. En cambio, pretenden que una mayoría que se dio no era absoluta, cuando tal exigencia no la contempla el reglamento.
Ahora sorprende el cinismo con el que argumentan una pretendida autonomía universitaria, precisamente quienes han sido responsables de quitársela, pues hoy la UIS no es autónoma, ni siquiera para generar sus propios programas académicos, y curiosamente quienes argumentan defender “la autonomía” son, entre otros, los del Gobierno y el representante de los gremios.
¿Cuál autonomía defienden? ¿La de mantener privilegios y privilegiados? ¿La de acuerdos burocráticos y politiqueros? ¿La de la obsecuencia a un proyecto de reforma universitaria bastante cuestionado? ¿La de la impunidad?
La irresponsabilidad de algunos miembros del CSU es inmensa. Dan ejemplo de marrullería legal para impedir una orden judicial, que lo único que hace es dirimir una controversia entre miembros del CSU de la UIS. No nos dicen por qué tan ilustre profesor, doctor, investigador no les sirve, desconociendo una vida meritoria. ¿Cuál es el mensaje?
Los representantes de los estudiantes, de los profesores y de los egresados votaron por Carrillo. ¿Acaso ellos no saben de autonomía universitaria? ¿Acaso no la defienden?
¡Sean serios! La UIS es un patrimonio de Santander y no una presea de guerra. Los hipócritas aborrecen la franqueza, valor que ayer nos caracterizaba y que debe ser restablecido en nuestra cultura.
