Inicio Amylkar Acosta Menos tecnología y más consciencia ambiental y social

Menos tecnología y más consciencia ambiental y social

Active ImagePor: Juan Manuel López C

Una muestra de los cambios de la época es el premio México de Ciencia y Tecnología otorgado a Boaventura de Sousa Santos y las consideraciones que él hace al recibirlo.

Destaca él el avance que significa reconocer el carácter científico de las ciencias sociales: Cómo por primera vez califica para un premio ‘científico’ un investigador concernido exclusivamente con los problemas del ser humano. Y cómo se acepta además en pie de igualdad lo que hasta ahora eran conocimientos no científicos nacidos de la experiencia de los pueblos y sus luchas (algo similar a lo que está sucediendo en la medicina, donde ya nadie desconoce los aportes de los métodos tradicionales y/o alternativos).  O, si se es aún más optimista, cómo se da carácter instrumental a la tecnología, y mayor jerarquía a ‘las prácticas sociales, las instituciones, los derechos humanos, los regímenes democráticos’.

Pero sobre todo llama la atención la importancia que da al cambio climático al atribuirle el rol de impulsor de una ‘transición paradigmática’ por los retos que nos obligan a ir más allá de las disciplinas y las soluciones técnicas e implican una dimensión de cambio de la civilización.

Deseable sería que este mensaje llegara a nosotros, y que se propicie un debate serio sobre la crisis ambiental derivada del modelo de desarrollo económico que se ha puesto en marcha en Colombia. Es necesario orientarnos hacia alternativas a la deforestación, la minería a cielo abierto, la ganadería extensiva, la reducción de las reservas ambientales, la ocupación de los páramos, y pensar más en aceptar la importancia de la economía campesina y de las formas de explotación de los territorios ocupados por nuestras comunidades indígenas y afro descendientes.

Y es el momento de hacerlo ante la tragedia que nos representan las inundaciones y la ‘oportunidad’ que menciona el Presidente Santos que ella trae. No estamos ante un desastre natural como lo quieren plantear convenientemente algunos; es el tipo de sociedad, de modelo de desarrollo y en general de cultura que hemos construido (y que en parte se nos ha impuesto) lo que está fallando. No se trata de ‘relanzar el desarrollo’ bajo las pautas hasta ahora conocidas, sino es más bien una ocasión para la reflexión, el replanteamiento y la construcción de caminos diferentes.

 

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