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La defensa de las regalías

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Hace unos días un hasta ese momento miembro del gobierno departamental hizo un llamado a superar la pasividad y salir a las calles a manifestar el profundo malestar y preocupación que tienen los ciudadanos de Barrancabermeja frente a la reforma de las regalías y las consecuencias de esta sobre las finanzas de los municipios beneficiaros de estas compensaciones, lo que vino como anillo al dedo a un sentimiento local de insatisfacción y descontento que no había sido canalizado hasta el momento y que florecía en toda la ciudad, y que el burgomaestre local no había podido direccionar, en parte por su incapacidad de convocar a la ciudadanía.

La posibilidad real de que el gobierno nacional pueda disminuir los recursos que por concepto de regalías llegan al municipio es un hecho central en la vida de la localidad, pues representa tanto la reducción de los recursos para invertir en áreas tan sensibles como saneamiento básico, salud y educación; como el retroceso en la descentralización y el debilitamiento de las entidades territoriales frente al Estado central.

Además es menester señalar que las regalías no son un premio o una simple fuente de ingresos, es una compensación dada a los municipios por los perjuicios que reciben al estar involucrados en la industria del petróleo. La ciudad se ve expuesta a la contaminación ambiental, a migraciones, a presiones sobre la propiedad raíz, al incremento de la demanda de servicios y bienes públicos, entre otros problemas, que los municipios que no están involucrados en la actividad petrolera no enfrentan.

Así mismo, hay que decir que Barrancabermeja no depende presupuestalmente de la regalías, al menos no como otros municipios mas pequeños de la región y el país, pero si es una importante parte de sus ingresos que no debe ser menguada para evitar reducir la capacidad de la administración municipal de enfrentar muchos de los problemas sociales mas sensibles de la ciudad.

En este contexto la defensa de las regalías es un asunto de máxima prioridad local, pues es indispensable proteger las fuentes de ingresos municipales y las compensaciones que merecen tanto la ciudad como sus habitantes por los daños que trae la actividad petrolera a Barrancabermeja. Es el momento de la movilización ciudadana, de las organizaciones sociales, de los gremios económicos, de los partidos políticos, de los líderes cívicos y comunitarios, de la administración municipal y de la sociedad en general. Es fundamental que la población salga a manifestar su descontento, tomando una clara posición y defendiendo sus intereses, por encima de las pretensiones del gobierno nacional que no toma en cuenta lo que la sociedad local piensa y quiere.

Es por esto que la ciudad debe movilizarse no solo en la fecha de la marcha, programada para el jueves 21, sino de aquí en adelante debe estar alerta y manifestarse hasta que el congreso tome en cuenta la opinión popular y modifique su accionar, protegiendo a la comunidad y no solo los inter4eses del ejecutivo.

Finalmente es indispensable que la administración municipal retome el liderazgo en los asuntos locales, y no se confunda con su búsqueda de protagonismo que poco o nada le han aportado a la ciudad. El alcalde y su gabinete deben retomar su comunicación con la comunidad y reorientar su gestión hacia las necesidades y aspiraciones de la gente, y no sobre sus percepciones de lo que la población quiere, y esta movilización es una oportunidad única para avanzar en este fin.

Cultura ciudadana

A propósito de la movilización local entorno a la defensa de las regalías vale la pena señalar la débil gestión de la administración municipal en el tema de la cultura ciudadana y los problemas que esto genera para la comunidad. En este momento son pocas las herramientas e instrumentos que conoce la población para defender sus intereses y sobre todo para que un amplio número de ciudadanos se involucren en los asuntos públicos.

La apatía es un mal generalizado y desde el gobierno municipal no se hace nada para formar a los nuevos ciudadanos o para influir en los más antiguos. Los problemas de movilidad, de espacio publico, de participación, de seguridad, entre otros, pasan por debilidades en la formación de ciudadanía, y es aquí donde la administración municipal debe empezar a tomar su responsabilidad. La movilización en defensa de las regalías debe ser un ejemplo de la importancia de este tema y una forma de retomar el trabajo en esta área.

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