Por: Oscar M. Rodao
La muerte, destrucción y violencia en que ha sumergido la guerrilla colombiana al país durante las últimas décadas acompañadas de secuestros, extorciones y toda clase de barbaries en contra de la población civil han logrado menguar, como es lógico, la resistencia del pueblo colombiano, creando en la población un conformismo extremo y un temor exagerado a expresar libremente y protestar ante tanto atropello y abuso de los gobiernos de turno que hábilmente aprovechan esta triste condición para imponer sus políticas de recorte en temas tan esenciales como la salud, la educación y el saneamiento básico.
En Francia, cuna de la democracia y las libertades, tan solo por citar un ejemplo actual, la participación en las manifestaciones celebradas hasta ahora en contra de la reforma de pensiones presentada por el gobierno de Nicolás Sarkozy, lleva 10 jornadas seguidas logrando una movilización general contra el proyecto, de 3,5 millones de personas. Mientras eso pasa en Francia, en Barrancabermeja el temor a protestar es evidente, nadie está dispuesto a hacer mayor sacrificio ni esfuerzo por salvar las regalías, y hasta ahora la mayoría de personas consultadas expresan un interés moderado por asistir a una (1) marcha, léase bien, solo una marcha, que por la forma como se plantea, es más bien vista como un paseo en familia, y esto solo como para salvar responsabilidades consigo mismo en un futuro.
El establecimiento hábilmente aprovecha esta precaria condición de la población y alimenta estos temores utilizando toda clases de mecanismos que van desde la televisión y los medios masivos de comunicación hasta la utilización de jóvenes bien entrenados en talleres para que utilicen las redes sociales y se camuflen entre los manifestantes para bajarle el tono a la protesta y fomentar el temor.
La decisión del gobierno nacional de reformar la constitución nacional para alterar el rumbo de la regalías petroleras es una acción violenta para las regiones petroleras. En Barrancabermeja puede haber un enorme daño fiscal con muy malas consecuencias económicas y sociales toda vez que sus ingresos por concepto de regalías directas podrían verse reducidos en un 50% en los primero años llegando inclusive según los cálculos de expertos a estar en solo el 20% del ingreso actual del 2014 en adelante, eso sin contar la eliminación total de las regalías por refinación.
Así las cosas, planes sociales de salud, nutrición infantil, educación y saneamiento básico que se financian actualmente en la ciudad y el departamento con recursos de las regalías serian desmontados y reducidos a su mínima expresión.
El Gobernador de Santander, expuso en el congreso, los derechos que tienen la ciudad y el departamento como productores petroleros, en dicha intervención reclamo soluciones al tema ambiental y social que sufre nuestra región como consecuencia de la explotación petrolera. Inclusive en su calidad de ex constituyente del 91 recordó la necesidad de proteger el sentido de la carta magna que contempla como uno de sus ejes, la descentralización y la autonomía regional, las cuales se ven afectadas al cortar de tajo la destinación de estos recursos para ser manejados a nivel central para ser administrados y ejecutados por el Gobierno Nacional después de la reforma.
Para el gobernador Serpa la reforma es un atropello que se quiere cometer en contra de las regiones productoras y en la que, el departamento de Santander estaría perdiendo más de un billón de pesos de su producto interno en cuatro años, lo que generaría un golpe de muerte a la economía departamental generando pobreza y violencia. La situación para nuestra ciudad es bien preocupante; de ser aprobada esta reforma perderíamos cuantiosos recursos que hoy se invierten en salud, educación y saneamiento básico, esto generaría violencia, hambre y pobreza.
El proyecto de regalías modifica la Constitución, por lo que requiere de ocho debates en el Congreso. En el momento de escribir esta nota, ya superó dos. Uno en la Comisión I del Senado, y otro en la plenaria de esa corporación, aun estamos a tiempo de detener el avance de este proyecto, solo con la participación activa de todos los habitantes de la regiones petroleras podremos tener éxito en esta difícil tarea, pero sin temor, sin cobardía, con solidaridad, devolviendo la energía como potencia de una sociedad que no se conforma, sino que quiere ser mejor y lucha por lograrlo.
Así las cosas, el destino de la ciudad y la región están en un momento decisivo al cual debemos responder con claridad y vehemencia, hasta donde estamos dispuestos a llegar para salvar las regalías, que tan serio y real es nuestro compromiso para salvarlas, o si solo es algo que no nos toca directamente y en lo cual no vamos a estar dispuestos a sacrificar más que una tarde de sol en compañía de la familia.
Invito a los jóvenes a ejercer su protagonismo en la rebeldía, en la incredulidad, para cambiar la realidad dolorosa de millones de colombianos, transformarla y escribir la historia, salvemos las regalías.