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Comunidades piden que no saquen los festivales de los barrios y se preserve la tradición – Por: Oscar Rodao

Adaptar o hacer evolucionar las tradiciones puede ser un paso positivo que permita a las comunidades seguir siendo relevantes e inclusivas en un mundo cambiante, pero eso se consigue invirtiendo en los barrios, construyendo empresas e infraestructura alrededor de los eventos, no sacándolos de sus sitios tradicionales ni reduciendo presupuesto.

Barrancabermeja se ha convertido en una ciudad de festivales que a través de todo el año atraen la atención de propios y extraños generando turismo, fortalecimiento de la economía y sobre todo la unidad de los sectores donde se organizan. 

Estos festivales sirven como pretexto para fomentar toda una cultura solidaria, emprendimiento e inversión pública en estos sectores que en la mayoría de los casos, son de los más necesitados 

El alcalde ahora los quiere sacar de sus lugares de origen 

Cambiar o alterar estos eventos que se han convertido en nuestras tradiciones folclóricas puede ser un tema delicado y complejo, donde debemos considerar cuidadosamente los efectos de estas decisiones, especialmente cuando se proponen tan sólo por recortar recursos públicos en detrimento de las comunidades más necesitadas.

Los festivales en Barrancabermeja son parte integral de la identidad cultural de los barrios donde los organizan año tras año. A través de la elaboración de un sancocho, el bollo, el dulce o el pescado, nuestra gente se conectan con su pasado, sus raíces y sus valores compartidos.

Alterar estas tradiciones puede afectar el sentido de pertenencia y la cohesión social. Las comunidades pueden sentirse desconectadas y perder una parte importante de su historia.

Recortar recursos públicos destinados al fomento de tradiciones folclóricas puede tener consecuencias negativas. Estos recursos a menudo se utilizan para preservar y enseñar estas prácticas culturales.

Si se priorizan otros proyectos o intereses sobre las tradiciones folclóricas, las comunidades más necesitadas pueden sufrir. La falta de acceso a programas culturales puede afectar su bienestar emocional y social.

Impacto Económico y Turismo

Los festivales también tienen un impacto económico para la comunidad que lo organiza. Festivales como el del bollo, el pescado, el dulce o el Fandango de la 24 atraen turistas y generan ingresos locales.

Si se recortan los fondos para estos eventos, se podría afectar la economía local y la promoción turística de la región.

Cambiar las tradiciones populares puede tener implicaciones económicas para las comunidades que dependen de ellas para el turismo o la preservación cultural. Muchas comunidades promueven sus tradiciones populares como atracciones únicas para atraer visitantes y generar ingresos. Cambiar o abandonar abruptamente estas tradiciones puede afectar negativamente la economía local y los medios de vida de quienes participan en preservarlas y exhibirlas.

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Las tradiciones folclóricas se transmiten de generación en generación. Son una forma de educación no formal que enseña valores, habilidades y conocimientos.  Reducir el apoyo a estas tradiciones podría dificultar su transmisión a las nuevas generaciones, lo que resultaría en una pérdida cultural.

Sacar los festivales de los barrios donde históricamente se han organizado puede tener varias desventajas que pueden impactar negativamente a las comunidades. En primer lugar, puede conducir a una pérdida de identidad y patrimonio cultural. Las tradiciones populares suelen transmitirse de generación en generación y están estrechamente vinculadas a la historia, los valores y las creencias de una comunidad. 

La alteración de estas tradiciones puede resultar en un debilitamiento de la base cultural de la comunidad y una sensación de desconexión de su pasado.

Cambiar las tradiciones populares altera la cohesión social y la unidad dentro de una comunidad. 

Estos festivales han servido como experiencias y prácticas compartidas que unen a las personas y fomentan un sentido de pertenencia. Modificarlas o abandonarlas puede crear divisiones y conflictos dentro de la comunidad, ya que diferentes individuos y grupos pueden tener diferentes puntos de vista sobre la importancia y relevancia de estas tradiciones.

Preservar los festivales en sus sectores originales es crucial para promover el turismo y fomentar el sentido de pertenencia y amor por el territorio. Los festivales desempeñan un papel fundamental a la hora de mostrar el patrimonio, las tradiciones y la identidad únicos de nuestra tierra, lo que los convierte en una poderosa herramienta para atraer visitantes e infundir orgullo entre los locales.

No todos los cambios en las tradiciones populares son necesariamente perjudiciales. 

Adaptar o hacer evolucionar las tradiciones puede ser un paso positivo que permita a las comunidades seguir siendo relevantes e inclusivas en un mundo cambiante, pero eso se consigue invirtiendo en los barrios, construyendo empresas e infraestructura alrededor de los eventos, no sacándolos de sus sitios tradicionales ni reduciendo presupuesto. 

Es crucial abordar dichos cambios con sensibilidad, respeto y una amplia participación comunitaria para minimizar las posibles consecuencias negativas y garantizar que se preserven el patrimonio cultural y la identidad de la comunidad.

Alcalde, no saque los festivales de los barrios 

Los festivales sirven como una ventana a la rica historia y diversidad de la ciudad. Proporcionan una plataforma para celebrar las prácticas tradicionales, las formas culinarias y las costumbres que han dado forma a nuestra comunidad a lo largo de los años. Esto no sólo atrae a turistas que buscan experiencias auténticas, sino que también ayuda a los residentes a conectarse con sus raíces, reforzando un sentido de orgullo e identidad.

Además, contribuyen significativamente a la industria del turismo. Los turistas se sienten atraídos por las ciudades que ofrecen una escena gastronómica y de rumba vibrante, ya que les brinda una experiencia más inmersiva y enriquecedora. 

Los festivales generan beneficios económicos sustanciales al atraer visitantes que gastan en alojamiento, comidas y productos locales. Esta afluencia de ingresos por turismo no sólo apoya a las empresas locales sino que también contribuye al desarrollo económico general de la ciudad.

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La participación en actividades culturales crea una experiencia compartida y un sentimiento de orgullo por el patrimonio cultural de cada uno. Esta identidad compartida fortalece los vínculos sociales, promoviendo un sentimiento de unidad y cooperación entre la población local.

Una identidad cultural fuerte contribuye al bienestar general de una comunidad. Es más probable que las personas que se sienten conectadas con sus raíces culturales se interesen activamente en preservar su entorno y sus tradiciones locales. Este sentido de apego fomenta una actitud responsable hacia el patrimonio y el entorno natural de la ciudad, lo que conduce a una comunidad más sostenible y consciente del medio ambiente.


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