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El nuevo amanecer democrático

Sample ImagePor: Horacio Serpa

Colombia respira esperanza. La democracia esta robustecida y corren nuevos vientos de reconciliación interna e integración regional. El discurso de posesión del presidente Santos y los acontecimientos que se han desencadenado en sus primeros días de mandato, lo muestran como un líder capaz de cumplir sus propósitos de prosperidad democrática, fin de la polarización, consolidación de los partidos, solución del conflicto armado, seguridad urbana, desarrollo con equidad y respeto a las Cortes.

La primera tarea que se ha propuesto el Presidente Santos es el diálogo directo con su similar venezolano, Hugo Chávez, para superar la larga cadena de desencuentros de las dos naciones, que han afectado las relaciones hasta llegar a su rompimiento. La presencia del Canciller Nicolás Maduro en la posesión de Santos fue el anuncio de un cambio positivo en el rumbo de nuestra diplomacia.

Lo que parecía imposible hasta hace unos días, se convirtió de la noche a la mañana en realidad: un encuentro Santos-Chávez en Santa Marta. Los dos mandatarios tendrán sobre sus hombros la responsabilidad de doblar la página de los últimos ocho años, marcada por ataques personales y amenazas, y volver a empezar. Tendrán que construir una relación basada en la confianza, el respeto mutuo y el compromiso de la solución pacífica de las diferencias. El restablecimiento de las relaciones bilaterales, rotas de manera abrupta hace apenas unos días, será el primer paso hacia una nueva era de integración regional.

Colombia y Venezuela tienen enemigos comunes, que deben afrontar de manera conjunta: guerrilla, narcotráfico, pobreza, inseguridad. Y una frontera común viva y dinámica que reclama acuerdos para el libre tránsito de bienes, personas y capitales. Acuerdos que garanticen la seguridad en la frontera, pero también la certeza de que nunca se volverá a tiempos pasados de cierre de mercados y amenazas de guerra.

En las relaciones con Venezuela y con Ecuador, especialmente, el Presidente Santos nos ofrece nuevas posibilidades. Los hechos demuestran que es mejor el diálogo directo que las vociferaciones mediáticas. El país reclamaba ese cambio de rumbo. Y celebra que, bajo la directriz del Presidente y la ejecutoria de la Canciller Holguín, la frontera deje de ser un territorio caliente y se convierta en un lugar pacífico en donde hierva la hermandad bolivariana. Un proceso que apenas comienza y necesita mucha colaboración de parte y parte.

Colombia tiene hoy una nueva agenda internacional, propia de un presidente formado en la academia y con una amplia experiencia diplomática. Seguramente, en pocos días veremos encuentros similares que rompan  paradigmas y construyan nuevas percepciones globales sobre nuestro país y nuestros intereses.

Es bueno recordar el mensaje del nuevo mandatario: la palabra guerra no está en su diccionario, ni la puerta de la paz está cerrada con llave. Lo que significa más trabajo en busca de la reconciliación y menos desgaste en la confrontación innecesaria y estéril. Un mensaje de esperanza en un país hastiado de la guerra. Ese es el nuevo amanecer que nos merecemos.
Bucaramanga, 10 de Agosto de 2010

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