Por: Darío Echeverry S Jr.
Y gano Santos, sin mayor sorpresa después de lo sucedido en primera vuelta, de las adhesiones y alianzas con varios partidos políticos y por la actitud de Mockus y el partido Verde.
Santos gano sin mayor esfuerzo y además arraso con su contrincante. Nada nuevo. Pero lo que si despierta algunas inquietudes es que va a pasar cuando este presidente electo tome posesión y comience su mandato.
Ocho años del estilo autoritario e imprudente de Uribe reclaman un cambio en la forma de gobernar.
El país no soporta más choques entre instituciones, por ejemplo no más enfrentamientos con las cortes o con la Fiscalía, pues debilitan las bases mismas del Estado y Uribe se ha hecho experto en provocar estas situaciones.
Y todo el mundo espera que Santos, por su estilo mucho más propenso a la concertación, mejore las relaciones entre instituciones y devuelva la estabilidad del régimen.
Pero las cosas no van a ser tan diferentes. El manejo del orden público y la seguridad, de la economía, entre otros temas, serán similares a como se llevaron durante el mandato de Uribe.
Habrá algunos ajustes necesarios como en el tema del transporte y de la salud, pero nada radicalmente diferente.
Tal vez donde habrá verdaderos cambios es en los aspectos políticos. Las relaciones con los partidos políticos, los países vecinos, la prensa y los otros poderes serán diferentes.
La confrontación, que fue la manera como Uribe manejo sus relaciones con la oposición o los países vecinos, posiblemente cambiara a la concertación que es más estilo de Santos.
Esto podría ser un cambio significativo en un país polarizado, entre una mayoría uribista y una minoría antiuribista, que necesita al menos normalizar sus relaciones políticas tanto al interior como al exterior.
En ultimas el gobierno de Santos es un gobierno de transición después de la presidencia de Uribe, caracterizada por tantos problemas y enfrentamientos, que debe buscar ante todo la normalización de las relaciones al interior del Estado y también con los países vecinos, tarea bien difícil por el deterioro de muchas de esas relaciones y porque Santos en ultimas es el heredero de Uribe, y eso tiene su costo político en términos de confianza con otros líderes e instituciones.
Es prematuro establecer a ciencia cierta cómo serán los próximos años, pero si Santos desarrolla su gestión según la forma como ha manejado la parte final de su campaña electoral y su triunfo, al menos el país cambiara ganando tranquilidad.