El pulso que se vive de manera prolongada entre el transporte formal de Barrancabermeja y el “mototaxismo” este ultimo como forma de adquirir ingresos por parte de la población, ante el creciente y prolongado desempleo reinante en la ciudad, no es más que una nueva reedición de un problema que como todos los de este país, empiezan pequeños y luego se agigantan convirtiéndose en verdaderas papas calientes para el gobernante.
Si bien es cierto que el transporte formal tiene todo el derecho y le asiste la razón que da el hecho de ser un sector organizado, que actúa dentro de los parámetros que la ley le coloca, y que además paga impuestos, tampoco podemos dejar a un lado los cientos de personas que ante la falta de oportunidades de empleo optan por coger sus motos y lograr obtener ingresos transportando de manera informal personas en la ciudad.
Creo firmemente en que la ley debe ser respetada y acatada, y que esa es la forma en que las sociedades modernas se autorregulan; y por otra parte, mi vocación humanista hace que mire con profunda preocupación a nuestros coterráneos sumiéndose en la desolación, la desesperación, el desempleo y la pobreza, sin que se hagan esfuerzos reales para cambiar esta situación.
La sociedad debe comprender que las administraciones locales están para invertir los impuestos que pagan los empresarios, incluidos los del transporte, en mejorar las condiciones de vida en salud, educación, empleo, recreación, deporte, y que debe en contraprestación recibir reglas claras, seguridad jurídica y condiciones propicias para seguir invirtiendo en generar empresas y empleo. Si queremos mejores empresas, y mejores empresarios, debemos cumplir las leyes.
No voy a pretender tener formulas mágicas, ni mas faltaba, pero como todo no puede ser explicar el fenómeno, me voy a atrever a dar algunas alternativas, que están basadas en desestimular el “mototaxismo” y fortalecer el transporte formal, entre las que estarían crear planes de reconversión laboral en oficios semicalificados y calificados, para lo cual se podrían dar incentivos económicos, mientras las personas reciben la capacitación adecuada, existen muchas actividades que hoy nadie está cubriendo y que son oficios que se podrían enseñar en periodos cortos de tiempo, por ejemplo los denominados “toderos” que tanto requieren las empresas, personas para atención al cliente en todo el comercio actual y el que está próximo a abrir sus puertas, y una gran cantidad de oficios que se requieren en los sectores de servicios de alimentación, alojamiento, salud, etc. Y que uno escucha con frecuencia que no existe gente capacitada en la ciudad para cubrir dicha demanda.
Por otro lado, podría contemplarse la idea de subsidiar el transporte público para bajar los precios del pasaje a la par con aumentar el número y la frecuencia de rutas, otra opción podría ser utilizar los subsidios de transporte de las empresas y contratar con las empresas de transporte formal el traslado de esos empleados, establecer mejores condiciones de movilidad para los transportadores con más y mejores vías, incentivar el uso de gas vehicular que permita mayor competitividad del sector, estas u otras medidas tendientes al estimulo del uso del transporte formal deberían por lo menos ser contempladas y estudiadas por la administración municipal.
A través de esta columna solo expongo algunas opciones, sin dejar de reconocer que no hay una sola medida mágica que acabe con este problema, también creo que arte de el presupuesto de nuestra ciudad se puede invertir en la implementación de acciones de largo aliento que permitan soluciones de fondo, con el convencimiento de que ayudar a los desempleados y a los menos favorecidos no debe ser una retórica, su condición está dada en gran medida por el desempleo y la pobreza y sus soluciones requieren inversión, para ello pagan los empresarios y la sociedad sus impuestos y todos esperamos que esos recursos se ejecuten en resolver precisamente este tipo de problemas.