Muchos medios de Estados Unidos se sorprendieron por la cantidad de mensajes abiertamente racistas y de corte neonazi que hubo en el mitin trumpista del 27 de octubre de 2024 en New York.
Pero no es ninguna sorpresa. Como he explicado varias veces por aquí, las ultraderechas son las herederas ideológicas del fascismo. Veamos:
Hay un vínculo muy estrecho entre los actuales sectores ultraderechistas y el fascismo del siglo pasado.
En dos aspectos fundamentalmente. Primero, en que ambos surgen como reacción ante el avance de las izquierdas. En el periodo de entreguerras (1918-1939) buena parte de las derechas se aliaron con sectores militares conservadores y clases sociológicamente fascistizadas para frenar a comunistas y socialistas.
Esta alianza cristalizó en la entrada a las instituciones por vía electoral de los nazis en Alemania y Mussolini en Italia. Por ello es que tanto Hitler como el caudillo italiano lo primerísimo que hicieron una vez en el poder fue perseguir y destruir los partidos de izquierda.
Hoy día uno de los elementos que explican el auge ultraderechista es la reacción de sectores muy similares contra los derechos logrados por grupos antes no reconocidos como mujeres, minorías raciales, migrantes, LGBT y otros.
La lógica política de ultraderecha, en virtud del fundamento fascista que le subyace, parte siempre como una reacción ante el avance y errores (aquí la parte paradojal) de las izquierdas o sectores progresistas que proponen ampliar derechos.
Segundo, tanto las ultraderechas como el fascismo entroncan con una perspectiva que asume las jerarquías como algo muy importante.
Por ello la insistencia en un orden pasado ideal donde cada cosa estaba en su sitio. Así, que todo esté en su sitio implica que los que por raza, cultura y dinero son «superiores» deben dirigir porque así se garantiza el mejor orden posible.
Por ello es que Nietzsche es el autor clave en la filosofía que sustenta la concepción ultraderechista de hoy y nazi-fascista de ayer.
Debido a su énfasis en jerarquías supuestamente naturales y virtuosas es que la ultraderecha siempre termina en alguna forma de justificación del racismo.
¿Por qué tanta sorpresa ahora?
La derechización del tiempo presente ha provocado que los mensajes ultras conecten con el sentido común. Y a ello debe agregarse que, para una parte de las élites económicas, en especial las vinculadas a tecnologías disruptivas y finanzas, la perspectiva económica neoliberal de las ultraderechas les resulta muy beneficiosa a sus intereses.
Con lo cual, han utilizado los medios de comunicación y redes sociales de su propiedad para normalizar la ultraderecha ante la opinión pública.
Cierro: después de la segunda guerra mundial el fascismo quedó totalmente desacreditado por el desastre de guerras y genocidios que provocó.
Frente a ese descrédito lo que sucedió es que los sectores ideológicamente afines al fascismo fueron distanciándose de los mensajes de estilo directamente nazi.
Y, como ya no podían ser racistas ni anti judíos, por ejemplo, pues buscaron otros enemigos y otros términos para continuar sus luchas. Por eso toda la sarta de inventos actuales como la «ideología de género» y el «marxismo cultural». Que no es más que otras formas discursivas – de corte fascista – mediante las que defender jerarquías y deslegitimar todo lo que parezca de izquierda.
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Elvin Calcaño Ortiz Politólogo y consultor latinoamericanista. MA Teoría Política @unicomplutense. Investigar, escribir y formar en política y democracia. De origen dominicano puede ser localizado en X como @elvin_calcano24
