Y así como iniciamos el viaje al centro de una jungla que se halla a una hora de la comodidad de una suite, así, regresamos.
Con la esperanza brotando de nuestros poros.
El comienzo fue enervante. La sensación de instalarnos dentro de ese chaleco abullonado, fosforescente y lleno de reatas, nos propicia la misma sensación de los arneses.
Vértigo? No. Adrenalina que empieza a subir al cerebro.
Instrucciones de seguridad y la orden de ingresar a cada uno de los botes.
Observar las ventanas y la confirmación de cómo salir según el líder del periplo.
La motonave se aleja del puerto Yuma y empieza su contoneo por el río grande de la Magdalena.
Fluye en el sentido de la corriente. Cómo quién sabe qué va a su destino…el mar.
Se nos permite conocer el tan esperado tablestacado, tanto el que nos falta en nuestro puerto, como el de Refinería y luego el de Impala.
Se observan las diferencias.
Estamos a dos años de contar con uno igual, si empezáramos este mes su reparación.
Temo que volveremos a Barran-crastinar…
Luego apreciamos las barcazas, los remolcadores y entre cifras, calculamos las 70 mulas que se reemplazan con cada una de las 6 barcazas que suben por el río hasta encontrarse con Impala.
Nos extasiamos con ese futuro promisorio…lo volvemos a soñar.
Y así en ese estado, encontramos el empalme donde el Río Sogamoso llega para abrazar al Magdalena.
Cruzamos a la derecha y de inmediato, cambia el clima. La brisa tenue y templada ingresa por las ventanas y por la claraboya. Se debe a la temperatura del agua que viene de la montaña, distinta a la que trae el gran afluente que ha recorrido muchos kilómetros desde su nacimiento en el Huila.
Por el contrario el Sogamoso, viene del cañón del chicamocha, pasa por Topocoro donde ha estado represado y ha sufrido un enfriamiento de su sistema piscícola y natural.
Logramos identificar los islotes, y la senda que se marca en medio del cauce por donde se debe deslizar cada una de las embarcaciones para no tropezar con la cuenca.
El río se estrecha, los árboles se acercan y su color verde se vuelve más oscuro, para representar lo apretada que es la vegetación. Espesa pero NO ES-TUPIDA…
El timonel nos comenta sobre su historia.
Cómo era y ya no es el río. Algo de nostalgia, algo de esperanza.
Aparece en el recodo la escena similar a la que Francis Ford Coppola plasmó en su magistral cinta: «Apocalipsys Now».
El caño estrecho le da paso al Convoy de motonaves. El color del afluente se oscurece pues ya entramos de cerca a la bifurcación entre las Ciénagas San Silvestre y el Llanito.
Para este caso: no le llamaremos «Apocalipsys Now» .
Suena mucho mejor: «Beginning Now»
Allí nos detenemos y podemos disfrutar a los monos en su hábitat natural jugueteando entre las ramas. Sus crías aferradas a sus lomos y gritos de algarabía para hacerse notar.
Reiniciamos sin dejar de buscar los posibles asomos de aquellos seres exóticos llamados manatíes.
Creo que hoy no será el día de poderlos avistar.
En ese zigzagueo logramos penetrar por la jungla de los Yariguies.
Así hasta llegar a esa boca que permite ingresar a la majestuosa ciénaga del Llanito.
Espectacular. Amplia y generosa con su belleza para descrestar.
Su tranquilidad contagia y logra apaciguar el miedito de deslizarnos en medio de tanta vegetación.
Allí a lo lejos se aprecia la isla de los mangos. Allí a lo lejos y cada vez más cerca se escucha el sonido de tamboras que por gestión de Susana y sus secuaces, sus pilosos cómplices, han gestionado para los ilustres visitantes de la capital santandereana.
Por supuesto que nos vimos beneficiados de ese sencillo y a la vez contundente espectáculo de los bailarines de la pollera Colorá.
El remate es la refrescante Michelada de Mango que le da nombre a la isla.
Y la combinación del suero con el patacón de Mafufo característico de la zona.
Gracias don Edilson.
Gratitud con Dios. Gratitud con los visitantes pues también gozamos de conocer las virtudes de nuestro territorio ancestral.
Por todo lo anterior y cómo reza la canción «Blue» de Macaco: «Las estrellas dicen que Nosotros somos los Fugaces… «
Tan sólo estaremos, a lo sumo, una docena de décadas con el permiso de Dios, y a pesar de nosotros , nuestra madre naturaleza seguirá reinando.
Para beneplácito de los que sigan visitando esta hermosa tierra rodeada de agua y PRO-Barrancas Bermejas.
Gracias.
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Resumen del viaje de 45 empresarios a los Ríos Magdalena y Sogamoso y a las Ciénagas San Silvestre y el Llanito.
Viernes 2 de junio de 2023
2:00 pm – 6:00 pm
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