La semana pasada la vice ministra de minas, Carolina Rojas Hayes, en una especie de publirreportaje por el canal Caracol, plantea que el desarrollo de la minería en el páramo de Santurbán permitirá la reactivación económica de nuestra región.
Eso nos obliga a mover el debate de manera puntual también, sobre ese supuesto económico que se plantea desde el gobierno central y nos lleva a mirar el caso de Santurbán en cifras.
Nos hemos concentrado en los últimos años en la defensa del Páramo única y exclusivamente desde el aspecto ambiental, pero más allá de insistir con esa prioridad en evitar que sea intervenido, es también de alta relevancia traer a la discusión los aspectos económicos que allí se exponen por parte de Minesa, la multinacional árabe que posee los títulos mineros y ahora por parte del Gobierno en cabeza de la vice Ministra.
Según informe que se desprende desde el vice Ministerio, en el año 2017 por concepto de regalías el sector extractivo tarifó cerca de 6.9 billones de pesos, lo cual llevado a un promedio de 6% por pago de regalías, permite observar que los negocios sumaron en este año cerca de 130 billones de pesos. Y, también nos indican que por concepto de pagos y contribuciones ambientales dieron al país la suma de 5.000 millones de pesos.
En el caso puntual de Santurbán, las cifras que ha presentado la multinacional son las siguientes:
La explotación del proyecto tendrá una duración de 21 años, en este tiempo se extraerán según sus cálculos, 9 millones de onzas troy de oro, 20 millones de onzas troy de plata y cerca de otros 10 millones de onzas troy de otros minerales.
En el momento de hacer los cálculos se proyectaba un negocio de 40 billones de pesos totales de los cuales se desprendían 1.8 billones de pesos en costos de explotación y 1.2 billones de pesos en regalías para la Nación. Es decir, tendrían unos costos operativos de 4 billones de pesos y se llevarían una utilidad neta cercana a los 36 billones de pesos durante todo el periodo de explotación.
Mirando detenidamente el negocio nos preguntamos, si siendo nosotros los dueños del oro, del territorio, porqué un negocio tan desventajoso. Por qué solo recibimos una migaja mientras la multinacional se alza con una inmensa utilidad donde solo invierte un 5% de recursos del total del proyecto, para obtener tamaña utilidad. Ademas por qué no se ha planteado desde el Congreso de la República como se ha hecho en otros países un ajuste a esos porcentajes de regalías.
A cambio de qué y por qué regalamos literalmente nuestros recursos estratégicos, pero además ponemos en riesgo nuestros ecosistemas estratégicos como lo es Santurbán, fuente de agua y vida para cerca de 2 millones de habitantes del área metropolitana de Bucaramanga y Cúcuta. A cambio de recibir 1.2 billones de pesos que divididos en los 21 años de explotación representan cerca de 60.000 millones de pesos que irán a parar al Gobierno central y que si nos fuera muy bien y nos retornaran el 50% de esos recursos, Santander recibiría 30.000 millones de pesos por año.
Nuestra región tiene asuntos estratégicos muy fuertes por atender.
El 65% de los 87 municipios que lo conforman no poseen saneamiento básico ni agua potable, es decir, 57 municipios requieren una inversión oportuna en este rubro. Eso en términos monetarios suma cerca de 2.5 billones de pesos.
Tenemos cerca de 2.000 aulas escolares por reconstruir. Con centros de cómputo, laboratorios de investigación, con conectividad que permita una mejora sustancial en la calidad de la educación.
Las vías terciarias y secundarias requieren una inversión aproximada a los 10 billones de pesos que permita que nuestras provincias se conecten con el desarrollo vial departamental y nacional y nuestros campesinos garanticen la movilidad de sus cosechas y que termine el calvario que significa el movilizarse en las condiciones actuales.
Nuestra red pública hospitalaria tiene un déficit cercano al billón de pesos, el HUS tiene un déficit de cerca de 260.000 millones que lo tienen al borde de su liquidación y qué decir del resto de hospitales de los demás municipios, como el del Socorro que tiene su UCI cerrada al día de hoy.
¿Cuál sería el gran negocio?
¿En esa perspectiva y tomando otros referentes, cuál sería el “gran negocio” que se le plantea al país y en especial a nuestra región? La gran minería, además, se caracteriza por el escaso impacto en otras actividades.
En el caso del cerrejón por ejemplo solo el 10% de los contratos y compras que se ejecutan al año se dan en nuestro país, y una porción muy pequeña en el departamento de la guajira, solo el 1% allí.
El aporte al PIB es en promedio del 55% pero en empleo solo el 2,9% mientras la agricultura en el PIB sumaba solo el 7.5% pero en empleo el 17.6% Hoy en la Guajira el 65% de sus habitantes están en la pobreza, 37 de cada 100 guajiros están en la indigencia, personas con NBI alcanzan el 91.89% y su indicador gini es uno de los más desiguales no solo del país, sino del mundo, con un coeficiente de 0,656.
Esas son las cifras de una región que desde hace décadas padece los rigores de la mega minería. Esa es la falacia que nos quieren vender no solo la multinacional, sino ahora muy especialmente en estos momentos críticos el Gobierno nacional.
Sumado a estas cuentas hay que agregar los pasivos ambientales que son a perpetuidad y viendo las compensaciones del 2017 de solo 5.000 millones de pesos ante la inminencia de una catástrofe posterior a los 25 años en que se darían las prescripciones según nuestra legislación, de donde saldrían los recursos para paliar cualquier inconveniente por los drenajes ácidos de la mina.
Acá lo que se está planteando no es un negocio, es un robo al mejor estilo de la conquista.
Por dignidad, por respeto, por soberanía ni un gramo de oro debe salir de nuestro páramo. Y para concluir esta corta reflexión.
La mayor riqueza de Santurbán no son estas lamentables cifras. Su gran valor es ser un ecosistema de páramo, de proveer de agua a millones de seres humanos, de ser una reserva estratégica para la humanidad, de ser fuente de vida.
Ninguna cifra por alentadora que pudiera ser nos debe permitir su explotación. Y es un deber defenderlo y evitar que además de todo, nos roben de manera descarada como cuando vino Colón a estas tierras.
¡De todos depende!!!
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EMIRO ARIAS BUENO es un dirigente político santandereano – Economista Mg en ciencia política.
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