Por: Gustavo Arciniegas Ocampo
Los barranqueños debemos tener muy claro lo que está en juego para nuestra ciudad. Darío Echeverri y Elkin Bueno, 2 de los candidatos que aspiran al primer cargo público del municipio, tienen estilos muy diferentes de lo que se debe hacer desde la Administración Municipal.
Lo que más me gusta de todo esto es que en esta oportunidad, aquí no cabe el cuento aquel de que «más vale malo conocido que bueno por conocer», porque por el contrario, los 2, tanto Darío como Elkin, no solamente son conocidos en la ciudad, sino que ambos han revelado, de muchas formas, su carácter y personalidad, sus métodos y procedimientos, su manera de pensar y su forma de ver las cosas. En fin, tienen 2 visiones de ciudad muy diferentes.
El punto de partida se basa en diferenciarlos después de 20 años de vida pública, en donde el uno y el otro se han dado a conocer plenamente.
Para Darío Echeverri una buena Alcaldía debe servir de estímulo a la creación de la mayor cantidad posible de bienes y servicios, de manera que el conjunto de la sociedad perciba que sus condiciones de vida mejoran paulatinamente.
Darío Echeverri tiene claro que las empresas son el único lugar donde se puede generar riqueza. Para que eso suceda, las empresas están obligadas a obtener beneficios. Con esos beneficios las empresas dan empleo, crecen y pagan impuestos. Entonces, una de las principales tareas de un buen Alcalde es crear las condiciones para que ocurra ese fenómeno.
Así las cosas, desde la concepción que tiene Darío, conviene una Administración Municipal que facilite la gestión empresarial y que muestre acogida y hospitalidad con las compañías que invierten, crean y reparten la riqueza para ventaja de todos.
Darío tiene bien claro que impulsando el desarrollo empresarial conservamos la gallina de los huevos de oro, pues, finalmente a todos nos conviene que haya muchas empresas exitosas que generen beneficios y paguen impuestos. Eso hace al Municipio mucho más poderoso en el terreno económico, le permite financiar más proyectos sociales y a los ciudadanos recibir mayores beneficios.
Darío Echeverri tiene claro que el presente y futuro de Barrancabermeja está en saber impulsar y desarrollar desde la Administración Municipal un denso y competitivo aparato productivo que permita generar empleo y oportunidades a tanta gente joven sedienta de trabajar y con muchos sueños por construir.
Para Darío, un buen Alcalde es el que impulsa la acumulación de capital, las transferencias tecnológicas, la apertura de la ciudad y una mejor formación académica para nuestros hijos, precisamente para que el sistema educativo de la ciudad sea capaz de fomentar el capital humano adecuado para nuestro desarrollo.
Darío Echeverri impulsa el apoyo a empresarios que tienen una visión a mucho más largo plazo, donde las empresas son creaciones propias, fruto de muchas horas de sueños y esfuerzos por parte de sus dueños, cuya ambición última es la que esas empresas crezcan.
Darío Echeverri ha luchado duro y parejo a favor de que nuestros empresarios barranqueños obtengan asesoría técnica, adiestramiento laboral, conocimiento de las normas y gestión contínua de la calidad, informando a los comerciantes de Barrancabermeja sobre las nuevas oportunidades económicas existentes y pendiente de cualquier iniciativa empresarial.
En Barrancabermeja todo el mundo conoce a Darío, precisamente porque toda la vida ha estimulado una buena atmósfera para que en la ciudad germinen ciudadanos emprendedores, dirigiendo empresas y estimulando la creación de nuevos negocios.
¿Quién le puede negar en Barrancabermeja esos mértios a Darío?
No me cabe duda que gran parte del éxito de los empresarios barranqueños con Ecopetrol, en esa lucha inagotable, tenaz y persistente para que sean reconocidos por la estatal petrolera, ha sido por cuenta de Darío.
Darío es un hombre de resultados, apasionado por Barrancabermeja.
Elkin Bueno es todo lo contrario.
Ha sido Alcalde de Barrancabermeja en dos oportunidades. La ciudadanía aún mantiene fresca en la memoria el balance, bastante pobre, de sus administraciones, que incluye para su infortunio, 3 Secretarios de Hacienda presos y condenados por robo, 2 Tesoreros también condenados por robo y varios de sus más inmediatos colaboradores en las mismas condiciones. Una situación que en cualquier ciudad del mundo hubiera espantado hasta el diablo.
Con relaciones clientelistas manejadas con criterios absolutamente politiqueros, enmarcados siempre en encerronas y trapisondas, sus 2 alcaldías han sido conducidas con una enorme irresponsabilidad fiscal, dejando una inmensa deuda pública, tras gastos innecesarios y hasta cantinflescos, (recordemos a Pablus Gallinazos), que finalmente denotan un nivel de tolerancia con la corrupción y un bajo desempeño contra la deshonestidad que evidencian un futuro incierto, dudoso y complicado para Barrancabermeja en la eventualidad de que sea elegido nuevamente en el cargo de Alcalde.
Me da pena decirlo, pero los 2 gobiernos de Elkin Bueno han sido un desastre para nuestra ciudad.
Lo peligroso de toda esta situación es que Elkin Bueno, contrario a lo hace cualquier estadista con visión, que es «administrar bien para gobernar bien», se dedica, por el contrario, a sacarle el jugo a la pobreza y a la mala educación de nuestra población, mediante la estimulación de los llamados «Dependientes» de la Alcaldía que no es otro cosa que la de NO permitir el crecimiento económico y empresarial de la ciudad sino encaminar esfuerzos para convertir a la gente subordinada a las limosnas emanadas desde el Municipio.
Elkin Bueno ha formado alrededor suyo un grupo de dependientes que se caracteriza porque NO tienen una visión más allá de lo que él, Elkin Bueno, les puede ofrecer desde el presupuesto de la Administración Municipal, convirtiéndolos, dolorosamente, en subordinados del presupuesto público, sin la capacidad de organización empresarial y laboral que les permita una independencia económica auto sostenible.
Por eso, los dependientes, sin saberlo y desesperados, pasan las horas, los días, las semanas, los meses y los años parados en la esquina del Palacio Municipal a la espera de un contrato. Una situación injusta para hombres y mujeres que merecen empleos estables y productivos.
Precisamente, frente a esa incapacidad por explorar nuevas alternativas laborales o empresariales desde otros escenarios diferentes a los que pueda ofrecer el presupuesto público, (que no genera riqueza sino que sólo cobra impuestos), los ‘Dependientes’ mantienen una ilusión que raya en la exacerbación, importándoles un carajo que su líder sea poseedor de un voluminoso prontuario de pésimos manejos administrativos y que Barrancabermeja se vea abocada nuevamente a una frustración por cuenta de sus irresponsables actitudes como gobernante.
Para ellos, (los Dependientes), lo importante es ganar no importa a qué precio ni a qué consecuencias para la ciudad.
—»Puede ser un delincuente, puede ser un ladrón, puede ser un corrupto, pero el pueblo lo ama»—, me han dicho algunos de sus amigos, muchos de ellos aspirantes al Concejo Municipal. Un estado doloroso y crítico de nuestra sociedad que debemos atacar duro y en serio este 30 de octubre, día de las elecciones en las que se juega el futuro de nuestra ciudad.
CONCLUSION: Para destruir a Barrancabermeja se necesita de dirigentes ambiciosos y sin moral y de un pueblo indiferente e insensible ante su propia desgracia.
Repito, lo que está en juego no solo es el presente, sino el futuro de nuestra ciudad.
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GUSTAVO ARCINIEGAS OCAMPO es un columnista de Barrancabermeja Virtual que usted puede ubicar en el celular 312-316-6624 o en el correo electrónico [email protected]
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