
Lo más ruin y cínico de la oposición política en Colombia —compuesta por la clase política tradicional y respaldada por los grandes medios hegemónicos— se evidencia claramente en su manejo discursivo y manipulador sobre la crisis de la salud en el país.
En vez de asumir una postura ética y responsable frente al colapso del sistema, han optado por desviar la atención, tergiversar datos y fabricar noticias falsas (fake news) con un único objetivo: responsabilizar al actual gobierno de una crisis que tiene raíces mucho más profundas, históricas y estructurales.
Esta narrativa perversa omite deliberadamente la responsabilidad de las EPS, cuyo historial de corrupción y desfalcos ha sido denunciado durante años.
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Según informes de la Contraloría General, más de 30 billones de pesos habrían sido robados por estas entidades, y de acuerdo con estimaciones de analistas independientes, la cifra podría superar los 100 billones de pesos.
Sin embargo, estos hechos son sistemáticamente ignorados por los grandes medios de comunicación, que prefieren enfocar sus titulares y sus editoriales en ataques al gobierno actual, aunque para ello deban distorsionar la realidad.
Una de las tácticas más cuestionables de esta oposición consiste en minimizar o tergiversar los efectos de la intervención estatal sobre las EPS en crisis.
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Se dice, de manera falaz, que dichas intervenciones no han servido para nada, que las entidades siguen igual o incluso peor. Pero lo que deliberadamente se omite es que, aunque la intervención no logra en todos los casos una transformación total del servicio, sí detiene el crecimiento de las deudas y frena el chorro de corrupción que venía de tiempo atrás.
En cambio, las EPS que no han sido intervenidas han incrementado visiblemente los niveles de corrupción, lo cual evidencia la necesidad urgente de una intervención total del sistema, así como de auditorías forenses profundas que permitan conocer el verdadero alcance del saqueo y castigar a los responsables.
Una analogía muy ilustrativa ha sido empleada por algunos expertos
Comparar la intervención de las EPS con la intubación en pacientes con COVID-19. Esta medida médica era vista por muchos como una sentencia de muerte, cuando en realidad era el último recurso para intentar salvar a una persona en estado crítico.
Así ocurre con las EPS: son intervenidas cuando ya están en estado de colapso terminal. Por tanto, no es de extrañar que muchas no logren salvarse del todo, pero al menos se logra detener el robo y estabilizar el daño.
Lo verdaderamente ruin es que la oposición, sabiendo esto, utilice la confusión y el desconocimiento de la opinión pública para sembrar más desinformación.
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Pero el colmo del cinismo radica en la postura de la oposición frente a las reformas estructurales.
No sólo niegan el saqueo sistemático de las EPS, sino que bloquean y sabotean cualquier intento de reforma que busque cortar el flujo de recursos públicos que termina en bolsillos privados.
Pretenden que se siga entregando más dinero a las EPS, mientras culpan al gobierno del mal servicio, generando un círculo vicioso donde la corrupción persiste y la población sufre las consecuencias.
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Esta estrategia no solo es ruin y cínica, sino inhumana, pues juega con la salud y la vida de millones de colombianos.
Lo que estamos viendo no es una oposición democrática que ejerce control político, sino una estructura aliada con los grandes intereses económicos que defiende el statu quo corrupto.
No hay voluntad de construir, solo de destruir, de confundir, de sabotear. Frente a esta realidad, la sociedad colombiana debe exigir verdad, justicia y una reforma urgente que libere el sistema de salud del secuestro en el que lo tienen quienes hoy se rasgan las vestiduras desde sus cómodos atriles mediáticos.





