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La hipocresía y el retroceso que promueve María Elvira Salazar

Según la congresista cubano-americana, ella es la que decide quien puede o no negociar con China, su actitud, no solo mina la diplomacia y la cooperación internacional, sino que también revela profundas contradicciones entre su discurso y su accionar político.

La hipocresía y el retroceso que promueve Maria Elvira Salazar

Una fuerte ola de críticas en redes sociales y medios alternativos recibió María Elvira Salazar por su pronunciamiento contra la visita de Petro a China, la acusan de hipocresía y retroceso político 

El reciente pronunciamiento de la congresista estadounidense María Elvira Salazar en contra de la visita oficial del presidente colombiano Gustavo Petro a China ha desatado una oleada de críticas tanto en Estados Unidos como en América Latina

En un breve video compartido en sus redes sociales, Salazar lanza duras acusaciones contra el mandatario colombiano, a quien vincula con políticas comunistas y lo señala como una amenaza para la estabilidad regional y los intereses estadounidenses. 

Sin embargo, el tono y contenido de sus declaraciones han sido calificados como contradictorios y peligrosos, no solo por su falta de sustento, sino por el impacto negativo que pueden generar en las relaciones bilaterales y comerciales entre Estados Unidos y Colombia.

Ataca los principios que dice defender

Paradójicamente, Salazar, quien dice luchar fervientemente contra el comunismo y abogar por la libertad y el libre mercado, ha sido señalada por atacar precisamente los principios que dice defender

En su discurso, lejos de promover la autonomía de los pueblos y el respeto por la soberanía de otras naciones, la congresista arremete contra la libre determinación del gobierno colombiano de fortalecer relaciones con otras potencias como China, una decisión legítima en el marco de una política exterior soberana.

Diversos analistas políticos han calificado su pronunciamiento como un acto de oportunismo político más que una verdadera defensa de principios democráticos. 

Según estos expertos, la retórica anticomunista de Salazar se ha convertido en una herramienta recurrente para alimentar a su base política en el sur de Florida, pero ha fracasado rotundamente en generar cambios reales en los países que dice querer liberar, como Cuba y Venezuela

De hecho, su discurso ha servido más para garantizar su reelección y consolidar su figura dentro de un sector cada vez más radicalizado del Partido Republicano, que para construir soluciones concretas.

No hace nada por su distrito 

En su distrito de Miami, Salazar ha sido criticada por promover políticas que, en lugar de unir, dividen. Su narrativa, marcada por la xenofobia y el miedo, ha contribuido al deterioro del tejido social en su comunidad. 

Mientras denuncia supuestas amenazas comunistas en América Latina, en su propio distrito los residentes enfrentan una realidad económica precaria: escasez de oportunidades, servicios de salud inasequibles, falta de inversión en educación pública y recortes en programas de asistencia federal

Para muchos de sus críticos, Salazar está más enfocada en hacer ruido político que en resolver los problemas cotidianos de sus electores.

Terminó siendo un obstáculo para la libertad y la economía 

Por si fuera poco, su discurso contra Petro también ha sido visto como un obstáculo para los intereses económicos de su propio país. Mientras ella descalifica y desprestigia al gobierno colombiano por acercarse a China, el mismo presidente Petro ha hecho un llamado a las empresas estadounidenses para que participen en futuras licitaciones públicas en Colombia. 

Lejos de cerrar las puertas, Petro ha manifestado abiertamente su deseo de que compañías norteamericanas inviertan y compitan en igualdad de condiciones, reafirmando el compromiso de su gobierno con la transparencia y el libre mercado.

En definitiva, la actitud de María Elvira Salazar no solo mina la diplomacia y la cooperación internacional, sino que también revela profundas contradicciones entre su discurso y su accionar político. 

Si bien se presenta como una defensora de la libertad, su forma de actuar evidencia un patrón de confrontación, exclusión y retroceso que poco contribuye al progreso de las relaciones hemisféricas ni a las necesidades reales de quienes representa.


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