
El sensacionalismo de Paola Herrera y la desinformación sobre los ‘golpes’ del Gobierno a Ecopetrol: Una lectura sesgada que no resiste el análisis
En un artículo reciente publicado en la Revista Cambio, la periodista Paola Herrera hizo eco de un titular alarmista que calificó como “los tres duros golpes del Gobierno de Gustavo Petro a la caja de Ecopetrol”.
Sin embargo, este tipo de narrativas irresponsables, sin sustento ético y periodístico, rápidamente recibió el rechazo ciudadano. La crítica, contundente y fundamentada, apuntó a que Herrera mezcla verdades parciales y lecturas sesgadas para construir una historia que no se sostiene a nivel informativo.
Los tres «golpes» que Paola Herrera menciona en su artículo son, en realidad, acciones tomadas por el Gobierno dentro del marco fiscal y legal para corregir un déficit heredado, producto de años de malas prácticas fiscales.
La narrativa de Herrera, que retrata estas acciones como medidas agresivas contra la empresa estatal, es un claro ejemplo de cómo ciertos medios buscan generar pánico y desinformación en lugar de ofrecer un análisis riguroso y detallado.
Uno de los puntos que más ha causado controversia es la discusión sobre el cobro del IVA a Ecopetrol, presentado por Herrera como una “sanción”.
Sin embargo, lo cierto es que esto no es más que parte de una disputa jurídica.
Ecopetrol tiene regímenes especiales, y el tema está siendo definido por los jueces, no por titulares apresurados ni por interpretaciones unilaterales. En ningún momento se ha probado evasión alguna ni se ha abierto un proceso judicial contra la empresa o su presidente.
Por lo tanto, hablar de un «golpe» en este caso es, simplemente, un intento de crear una imagen equivocada de conflicto.
La acusación de “asfixia” carece de fundamento
Otro de los puntos que Herrera califica como un ataque al gigante petrolero es el pago de la deuda del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC) mediante pagarés.
Para la periodista, esta medida es un ejemplo de “asfixia”, pero en realidad, se trata de una fórmula temporal de liquidez, que no es nada novedosa. Gobiernos anteriores han utilizado mecanismos similares para gestionar el flujo de caja, sin que ello haya sido motivo de escándalo alguno.
La acusación de “asfixia” carece de fundamento y no hace más que alimentar una narrativa sensacionalista que se desvía de la realidad fiscal del país.
El Estado, como accionista mayoritario
Finalmente, otro de los puntos tocados por la periodista es el derecho del Estado, como accionista mayoritario, a recibir dividendos de Ecopetrol.
Paola Herrera lo interpreta como un ataque a la empresa, pero esta práctica es, en realidad, una medida de transparencia fiscal.
Los gobiernos anteriores, en lugar de buscar soluciones reales a los problemas financieros, solían maquillar los déficit y ocultar la verdadera situación fiscal, mientras que el actual gobierno ha optado por una política de apertura y claridad en sus acciones.
El reparto de dividendos, lejos de ser una “persecución” a la petrolera, es una forma de gestionar el patrimonio público de manera responsable.
La decadencia en los estándares de periodismo
La narrativa de Paola Herrera no se limita a una crítica a las decisiones del Gobierno; es una clara manifestación de la decadencia en los estándares de periodismo que se observan en ciertos sectores.
Con cada publicación, figuras como ella, junto al también periodista Daniel Coronell, van alejándose de los principios fundamentales del periodismo objetivo y riguroso.
En lugar de buscar la verdad y ofrecer una información balanceada, se dedican a congraciarse con empresarios y patrocinadores, al tiempo que se embarcan en una campaña constante de ataque al gobierno de Gustavo Petro.
Lo más preocupante no es solo el enfoque sensacionalista de sus artículos, sino la falta de responsabilidad al presentar los hechos de manera sesgada, sin explicar las verdaderas razones detrás de las decisiones económicas y fiscales del Gobierno.
En lugar de informar con seriedad, Herrera prefiere alimentar la narrativa de caos y crisis, algo que no solo daña la reputación de Ecopetrol, sino que también contribuye a una percepción errónea de la situación económica del país.
Los “tres duros golpes”
Finalmente, los “tres duros golpes” mencionados por Paola Herrera son, en realidad, medidas legítimas y necesarias para estabilizar las finanzas públicas, y cualquier intento de presentarlas como ataques sin fundamento es un claro ejemplo de desinformación.
En lugar de caer en el sensacionalismo, sería más prudente y responsable ofrecer un análisis serio y profundo sobre las verdaderas causas de los desafíos fiscales del país.