La rendición de cuentas año 2024, llevada a cabo por el alcalde de Barrancabermeja, Jonathan Vásquez, no pasó desapercibida. Sin embargo, el evento estuvo marcado por la ausencia de un análisis real y sustantivo sobre los problemas que aquejan a la ciudad.
En lugar de ofrecer una evaluación honesta y transparente sobre los logros y desafíos de su administración, Vásquez se limitó a detallar de forma minuciosa los ingresos y egresos del municipio, sin aportar soluciones ni avances significativos en los temas que realmente preocupan a los barranqueños.
El alcalde, en su discurso, pareció más bien como si aún estuviera en campaña electoral, utilizando su espacio para hablar sobre proyectos futuros y promesas aún no cumplidas.
Hizo mención de algunos proyectos estratégicos que, según él, están en proceso o que se implementarán en los próximos años, pero las acciones concretas del actual mandato fueron escasas y poco satisfactorias.
La rendición de cuentas no logró dar una respuesta clara sobre el futuro inmediato de Barrancabermeja.
Una de las características más destacadas del año 2024 fue el pobre balance en cuanto a la gestión pública. Aunque Vásquez había prometido un «nuevo capítulo» para la ciudad, los resultados no han estado a la altura de las expectativas.
En lugar de avances, los barranqueños se encuentran con una administración que ha sido más noticia por sus escándalos de corrupción que por sus logros.
En particular, el alcalde ha sido señalado en varias ocasiones por su implicación en casos de corrupción electoral, lo que empaña aún más la legitimidad de su gobierno.
Vásquez enfrenta un proceso judicial por los delitos de constreñimiento al sufragante y concierto para delinquir.
Aunque logró una primera victoria en el ámbito jurídico, al obtener el derecho a seguir su proceso en libertad, su situación legal sigue siendo complicada.
Los analistas advierten que este es solo el principio de un largo camino judicial, lo que genera incertidumbre sobre la capacidad del alcalde para gestionar la ciudad mientras atiende sus problemas legales.
En lugar de enfocarse en las necesidades de Barrancabermeja, el alcalde ha sido percibido más ocupado en resolver sus propios problemas personales y políticos.
En el plano de la seguridad, la situación de Barrancabermeja sigue siendo alarmante.
La delincuencia y el microtráfico continúan siendo problemas de primer orden, con la ciudad posicionándose entre las más violentas del país.
Los esfuerzos para reducir la criminalidad han sido insuficientes y poco efectivos, lo que agrava la sensación de inseguridad que viven los ciudadanos a diario.
En paralelo, el tema de la transición energética, un eje clave de la campaña de Vásquez, no ha avanzado de manera significativa. Los proyectos de energía solar y otros planes de desarrollo energético prometidos durante su campaña electoral siguen sin concretarse, dejando en evidencia la desconexión entre las promesas y la realidad.
Otro de los grandes problemas de Barrancabermeja que ha quedado sin solución durante la administración de Vásquez es el estado de las infraestructuras urbanas.
Las vías de la ciudad continúan en condiciones deplorables, lo que agrava la congestión vehicular y la calidad de vida de los habitantes.
Las promesas de mejorar la movilidad han quedado en nada, y el caos en las calles sigue siendo una constante.
Además, los escenarios deportivos, que deberían ser lugares de encuentro y recreación, han sido abandonados, lo que refleja una falta de compromiso con el bienestar de los ciudadanos.
En cuanto a los servicios públicos, la ciudad sigue enfrentando deficiencias en áreas clave como el saneamiento básico. A pesar de que este es uno de los problemas más urgentes, las soluciones aún no han llegado, y las condiciones de vida de muchos barranqueños siguen siendo precarias.
La falta de inversión en estos sectores es un claro indicador de la deficiencia en la gestión de la administración actual.
De cara al año 2025, Barrancabermeja se enfrenta a un futuro incierto.
Las expectativas para el próximo año son altas, ya que los barranqueños esperan ver si el alcalde, Jonathan Vásquez, es capaz de revertir la situación.
Este será el momento para que demuestre si realmente está preparado para asumir la responsabilidad de gobernar y si puede cumplir con las promesas hechas durante su campaña.
Hasta ahora, el «nuevo capítulo» que iba a escribir para la ciudad sigue siendo una deuda pendiente con los electores, quienes, más que nunca, esperan ver resultados tangibles en temas como seguridad, infraestructura y servicios públicos.
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