Para esta época hace 4 años la oposición venezolana celebraba la victoria electoral que —posteriormente, por los resultados— conducirían a elegir a Juan Guaidó como presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela.
Fue la primera gran derrota que la oposición venezolana le propinaba a la decadente revolución bolivariana, que para esa época, a pesar de haber llegado al poder por el voto popular, ya era considerada una dictadura, es decir una tiranía que controlaba y sigue controlando, en el vecino país, todas las ramas del poder público.
Hace 4 años Nicolás Maduro perdía las elecciones, lo que presagiaba un avance significativo de la oposición.
El régimen de Maduro comenzaba su debacle con muy bajos niveles de popularidad. Los errores de sus actuaciones públicas fueron aprovechados por la oposición para comenzar a vencerlo, todo esto bajo la batuta de los Estados Unidos como el eterno guardián de la libertad y la democracia.
Cuando se creía —hace 4 años— que a Maduro le quedaban las horas contadas, pasó lo impensable, hubo elecciones en los Estados Unidos con la victoria del republicano Donald Trump y desde ahí, increíblemente, todo cambió para la oposición venezolana.
Donald Trump en muy poco tiempo se dio a conocer como un mandatario arrogante, demagogo y sin ningún plan para nada serio, características con las que ha conducido el Estado norteamericano, una de ellas el manejo de la crisis venezolana.
Los primeros y mayores afectados con este «cambio de políticas», sin ningún tipo de estrategias sólidas y bien planificadas, fueron los líderes de la oposición venezolana.
El daño ha sido tan grande que después de 4 años de gestión de Donald Trump, no solo Maduro dejó de ser el «hazme reír» de la región, sino que ahora es Juan Guadió el blanco de burlas, (parcialmente reconocido por algunos Estados presidente encargado de Venezuela), como cuando el presidente colombiano Iván Duque le encomendó la tarea de «extraditar a la ex congresista Aida Merlano».
Lo único realmente cierto de toda esta terrible gestión del gobierno Trump con relación a Venezuela es que luego de 4 años de empobrecer al pueblo venezolano con exageradas sanciones —que ya rayan en el robo y el atraco a un pueblo indefenso— hoy Maduro está más consolidado que nunca en el poder y la oposición pasó a tener una imagen totalmente corrupta y desprestigiada.
Tan solo con recordar el paso de Guaidó, cruzando la frontera con Colombia en Cúcuta, haciéndolo por una trocha escoltado por un grupo narcoparamilitar, para reunirse con su homologo colombiano en un acto oficial, describen el ocaso y la vergüenza en la que quedó enterrada la aspiración de un pueblo digno como el venezolano de aspirar a un país con plena libertad y en democracia.
La incompetencia mezclada con la soberbia es el «coctel» que Donald Trump le pone a cada una de sus actuaciones públicas.
Lamentablemente, así como manejó la crisis venezolana, hizo lo mismo con el Covid-19, cuya prepotencia lo condujo a ignorar «la gripita» China a tener hoy más de 200.000 muertos en los Estados Unidos por coronavirus.
Lo de Donald Trump no es falta de voluntad, es total incompetencia.
A la tiranía de Maduro se le derrota con ideas, con tesis que resuelvan los problemas que afronta el país, con discurso, con democracia participativa, pero Donald Trump no tiene la capacidad para hilar nada de eso.
Lo más cómico del asunto es que haciendo una comparación entre las características de Nicolás Maduro y Donald Trump encontramos tantas similitudes que parecen que fueran la misma persona.
Ambos dependen del petrolero y de los combustibles fósiles, ambos pretenden manipular a su antojo todos los poderes del estado, no creen en calentamiento global, ambos desde su óptica tratan de establecer dos bandos, el de ellos, que tienen la verdad absoluta, y los otros, equivocados y por el mal camino.
Mientras la bandera del «castro-chavismo» les resulte lucrativa en la búsqueda de votos, no haya ningún plan para derrotar al régimen de Maduro y Donald Trump sea presidente de Estados Unidos, la caída del régimen venezolano solo será un «caballito de batalla» para buscar votos de incautos.
Dura realidad, pero real.
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CRISTHIAN GUTIERREZ MARTINEZ, abogado penalista, profesor universitario, columnista de BARRANCABERMEJA VIRTUAL. Puede ser contactado en el correo electrónico: [email protected]
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