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Uribe y Vicky coinciden: “Colombia no saldrá de la violencia” (Por: Jorge Gómez Pinilla)

Uribe y Vicky coinciden: “Colombia no saldrá de la violencia” (Por: Jorge Gómez Pinilla)Esto iba a ser una reflexión sobre lo que Félix de Bedout llamó “una poderosa y muy bien financiada campaña mediática de relaciones públicas y redes sociales” para darle a Minesa el oro del páramo de Santurbán. (Ver trino de Félix).   Pero apareció una columna de Vicky Dávila donde lanza una amenaza velada contra la Corte Suprema de Justicia, y fue imposible mirar para otro lado.

 

«Si a Uribe lo ponen preso, les doy una pésima noticia a sus malquerientes: no se acabarán los problemas que tiene Colombia. Tampoco llegará la paz que todos deseamos. Quizás la violencia se agudice. La corte tiene la palabra». (Ver columna). Traduzco: “Si meten a Uribe a la cárcel, los magistrados de la Corte serán los directos responsables de la violencia que se pueda desatar».   Ante tan ominosa advertencia, toca dejar lo de Santurbán para otro día y llamar la atención sobre la coincidencia temática entre Álvaro Uribe y Vicky Dávila.

 

Hace cuatro años, cuando se estaba cerca de firmar el Acuerdo entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las Farc, Uribe andaba en “resistencia civil” contra la paz. Como parte de esa campaña organizó una marcha en Medellín el 2 de abril de 2016, donde le dijo a Noticias RCN que “le dan impunidad a un grupo, aparece otro. Así Colombia no saldrá de la violencia”.

 

Dicho y hecho: en retaliación por la búsqueda de la reconciliación nacional, Uribe consiguió que los colombianos prefirieran la guerra y no la paz de Santos en el plebiscito del 2 de octubre de ese año, y dos años después puso de presidente a un pelele al que con justa razón la opinión pública le asignó el cargo de subpresidente, y no fue sino que este se posesionara para que sobre la geografía nacional se desatara la más feroz e incontenible ola de violencia, la cual le cae como anillo al dedo a la aplicación del refrán popular: “en río revuelto, ganancia de pescador”.

 

El domingo pasado Dávila retomó el libreto de “Colombia no saldrá de la violencia”, y de allí queda la nítida impresión de que hay ciertas columnas donde pareciera que la “asesoran” en su redacción.   Mejor dicho, ese espacio de opinión parece formar parte orgánica de la estrategia uribista de limpiarle la imagen al patrón:  usted ve que un día doña Vicky le canta la tabla a Duque o a la vice, otro la emprende contra Santos, la semana siguiente le da consejos a Petro o denuncia a los jefes acosadores, pero para Álvaro Uribe solo hay contemplaciones, mimos, carantoñas y una defensa a rajatabla, que ya raya en el culto a la personalidad.

 

Culto o admiración cerrera desde el mismo título. Como “El plan contra Uribe”, donde ella (¿ellos?) fija una idea en la mente del vulgo: algo muy malo están tramando contra ese pobre hombre.    Esta columna en especial fue noticia viral, porque se supo que estaba llegando al celular de miles de personas por Whatsapp sin su consentimiento. Y allí  soltó esta perla: “No creo que Uribe sea el culpable de todos los males de Colombia. Reconozco sus errores, pero también todo lo bueno que ha hecho por este país. Lo que pasa es que está de moda responsabilizarlo de absolutamente todo”. Sí, está de moda, claro…

 

Pero centremos la atención en el domingo pasado, con otra columna que también desde el título destila una carga de admiración: “Álvaro Uribe”a secas.  La particularidad de esta es que se basa en lo que ya es vox populi:   que la Corte Suprema estaría próxima a ordenar la detención de su admirado prohombre.

 

Ahí, doña Vicky se pregunta y responde: «¿a alguien le sirve que Uribe vaya preso? La respuesta es Sí».  A sus “malquerientes”.   Pero omite la pregunta obvia: «¿es Uribe culpable o inocente?”.  Y si la omite es porque su respuesta también es obvia… y ella debe conocerla.

 

Sea como fuere, lo defiende, y lo hace con gusto, porque es tal el odio que siente por su archienemigo Juan Manuel Santos desde que este la hizo echar de RCN, que ahí se aplica otro refrán: el enemigo de mi enemigo es mi amigo.

 

Y, ¿cómo lo defiende?  Equilibrando desde lo subliminal la carga de culpa con el senador Iván Cepeda, demandado por Uribe antes de que a este se le devolviera el bumerán:  “Mucha gente espera que si Cepeda salió limpio, con Álvaro Uribe pase lo mismo”.    Si le diéramos la vuelta al silogismo, significaría que si a Uribe lo encarcelan, lo mismo tendría que ocurrirle a Cepeda.  ¿Por qué?  Porque a doña Vicky se le ocurrió que así debe ser, sin importar que Cepeda no es el investigado.

 

Además, ella le pide a la Corte “que a Uribe le den las mismas garantías que a cualquier ciudadano colombiano; las mismas que le dieron, incluso, al narcotraficante Jesús Santrich”.  O sea:  si a Santrich le dieron todas las garantías procesales y estas le permitieron fugarse (como hoy podría hacerlo el abogado Diego Cadena o como en su momento lo hizo Andrés Felipe Arias), es injusto que encarcelen a Uribe, sin importar si es delincuente, como Santrich.   ¿Y narcotraficante?     Bueno, creo recordar una acusación que en tal sentido le formuló César Gaviria (verla aquí) antes de que a este —y al Partido Liberal— lo hubieran comprado con un plato de lentejas…

 

Lo preocupante en últimas es que tanto doña Vicky como los fanáticos uribistas que ella representa, quieren advertirle al país que si la Corte Suprema —actuando en derecho y con base en el abundante acervo probatorio— ordena la detención del expresidente Uribe, debemos atenernos a las consecuencias: “Colombia no saldrá de la violencia”.

 

DE REMATE:    ¿Saben ustedes por qué El Debate de Semana TV   tiene a cuatro uribistas  (Vicky Dávila, Andrea Nieto, Juan Carlos Pinzón, Federico Gutiérrez)  y  solo dos en la otra orilla, Lucho Garzón y Matador?    Porque el programa tiene un propósito político: foguear a Pinzón y a Gutiérrez como eventuales candidatos a reemplazar a Duque, dándoles presencia diaria para que el público se “encariñe” con ellos.    Lucho y Matador vienen a ser convidados de piedra, puestos ahí para dar apariencia de «periodismo objetivo».   Pero el equilibrio se manifiesta en que ambos brillan con luz propia, hasta el punto de convertirse en “la piedra en el zapato” del propósito original.

 

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JORGE GOMEZ PINILLA, periodista, escritor, editor, columnista de El Espectador. Reportero de la revista Alternativa, trabajó también en El Tiempo y Semana.com. Consultor de Naciones Unidas en Comunicación para el Desarrollo.   Twitter: @Jorgomezpinilla

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