Afirmé en columna anterior que el ¡Quédate en casa! era necesario pero insostenible en el tiempo.
Hoy cosechamos el fruto de tan enorme restricción, que de todas maneras es discriminatoria, en la medida que las familias con mejor condición socioeconómica pueden solventar la dificultad de mejor manera, entretanto para las poblaciones vulnerables, el hambre, el hacinamiento y la violencia los expulsa hacia las calles elevando el riesgo para todos.
Escribía que la “apertura” después del aislamiento social obligatorio, debería se selectiva, gradual e intermitente.
El gobierno lo está considerando de esa manera, añadiendo un manejo diferencial por regiones, lo cual me parece pertinente, pues hay zonas libres, si me permiten llamarlas así, y los comportamientos sociales tienen variantes locales.
El falso dilema entre salud y economía se está resolviendo en la medida que entendemos que no podemos paralizar el abastecimiento ni el ingreso, y que la misma salud depende de ellos; además, nos hemos venido preparando para que el sistema sanitario no sea desbordado, en cuyo caso aplicaría la intermitencia del confinamiento.
Tal vez no estemos suficientemente listos, pero somos conscientes de las limitaciones de una sociedad pobre con inmensa inequidad donde el 0,1% de la población gana casi todo con y sin pandemia. De pronto más con ella.
Ahora se impone la disciplina de todos para cumplir con el distanciamiento social y con las medidas preventivas tales como lavado de manos, tapabocas adecuados, mascarillas faciales, cambio de vestuario antes de reingresar al hogar y el siguiente baño corporal con abundante jabón.
Medidas éstas que deberán convertirse en hábitos por un largo tiempo.
Sabemos que los primates derivamos del contacto y la relación con otros un mejor estado de ánimo y un mayor umbral al dolor debido a la liberación de endorfinas.
Podemos limitarnos en lo social, si buscamos endorfinas en el ejercicio y mejor si este crea masa muscular.
Las interacciones mediante videollamadas nos han mostrado que son un buen recurso. Otra vez, no están al alcance de todos. La combinación del quédate en casa, disciplina en la calle y el trabajo, y reingreso seguro al hogar es el nuevo mandato.
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