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La verdad sobre la venta de Ecopetrol

La verdad sobre la venta de EcopetrolPor: Amylkar Acosta

 

Con terquedad aragonesa el Ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla insiste en la necesidad de vender, esta vez, el 8.9% de las acciones de la Nación en Ecopetrol.

 

En 2004, en su calidad de Ministro de Hacienda, había descartado de plano la privatización de Ecopetrol y en su lugar planteó la conveniencia de vender aquellos activos no estratégicos de la empresa.

 

En el 2009, cuando ya había hecho dejación del cargo, conceptuó que no le veía sentido “tener en el balance del Gobierno Nacional acciones de Ecopetrol o de otras empresas, siendo que tenemos tantas necesidades. Ese es un lujo que uno muchas veces no se puede dar”.    Claro que entre 2004 y 2009, el mismo ministro Carrasquilla presentó a la consideración del Congreso de la República y logró su aprobación la Ley 1118 de 2006, mediante la cual se cambió la naturaleza de Ecopetrol que dejó de ser una empresa industrial y comercial del Estado para convertirse en una sociedad anónima por acciones.

 

En esta misma Ley se autorizó “la emisión de acciones para que sean colocadas en el mercado y puedan ser adquiridas por personas naturales o jurídicas”.    No obstante, el legislador estableció una barrera con el fin de preservar el carácter estatal de Ecopetrol, considerada la joya de la corona y dispuso que “se garantizará que la Nación conserve, como mínimo, el ochenta por ciento (80%) de las acciones en circulación, con derecho a voto”.

 

El paso siguiente fue la colocación en el mercado.   En el 2007 se hizo la primera oferta, la cual tuvo una gran acogida, toda vez que 482.698 pequeños accionistas se hicieron socios de Ecopetrol, lo cual se interpretó como una “democratización” de la empresa, que no podía ser más democrática su propiedad cuando el 100% de las acciones pertenecían a la Nación.

 

En el 2011 tuvo lugar la segunda emisión de acciones, que sumadas a las ya colocadas con antelación elevó al 11.1% la participación de los particulares en la estatal petrolera.

 

 

La desbandada de accionistas

 

Después que el número de accionistas llegó a su clímax con 521.740 socios de Ecopetrol se produjo una desbandada a consecuencia de «la caída de los precios del petróleo», arrastrando hacia abajo la cotización de la acción, los cuales después de haber alcanzado su máximo histórico en 2008 de US $ 146.50 el barril se desplomó hasta los US $29 el barril en enero de 2016, reduciéndose el número de accionistas dramáticamente a sólo 291.000 socios minoritarios.

 

 

 

 

Como es bien sabido el déficit del Presupuesto General de la Nación para la vigencia del 2019, cifrado según el Ministro de Hacienda en $ 14 billones, motivó la presentación al Congreso de la República por parte de este del proyecto de Ley de Financiamiento para cubrirlo, pero al final, después de muchos escarceos, del texto aprobado sólo se espera un aumento del recaudo de $ 7.3 billones.

 

Para cubrir el faltante acaba de plantear el Ministro Carrasquilla la venta del 8.9% de las acciones de Ecopetrol, hoy en manos de la Nación y así completar el 20% susceptible de enajenar.

 

Aduce el ministro que la “autorización ya está para hacer … esta operación está aprobada”, refiriéndose a la autorización dada por el Congreso de la República en la Ley 1118 de 2016.

 

Al parecer en este caso, como en tantos otros, todavía no hay un consenso dentro del mismo gobierno para dar este paso, pues, al hacer su anuncio el propio ministro dice que “obviamente, toca discutir el tema con el señor presidente de la República”.

 

 

El trasvase de recursos

 

Es de anotar que, cuando apenas había sido designado y aún no había asumido el cargo de ministro, Alberto Carrasquilla se mostró dubitativo ante la propuesta del presidente de Fasecolda, Jorge Humberto Botero de vender el 88.9% de las acciones de la Nación, dizque para “generar recursos de financiamiento y de capital en los proyectos que deben ser recuperados por la Financiera de Desarrollo Nacional en el mediano y largo plazo”.  El ministro Carrasquilla se limitó a decir que “el planteamiento queda para la discusión y para mirarlo con cuidado”.

 

Vuelve y juega, ahora, de manera intempestiva pero no sorpresiva, el ministro Carrasquilla saca este ‘as de la manga’ y propone salir a ofertar por parte de la Nación el 8.9% de las acciones con el fementido propósito de «tapar el hueco fiscal», cuando en realidad de lo que se trata es de «taponar la tronera que se le abrió a los ingresos del Estado con la Ley de desfinanciamiento«, que es como la llamó apropiadamente la Asociación Colombiana de Instituciones Financieras (ANIF).

 

En efecto, en dicha Ley no sólo se mantuvieron las onerosas gabelas a favor de las empresas que venían de reformas tributarias anteriores, sino que se adicionaron otras, cuyo costo sobrepasa —con creces— los $ 8 billones que se aspira recibir por esta operación de venta de acciones del Estado.

 

De prosperar esta iniciativa, con tales recursos podrá enjugarse parcialmente el déficit, pero hacia el futuro le pasarán factura a las arcas de la Nación porque la venta de acciones se traducirá en menores ingresos por concepto de dividendos en esa misma proporción.   Así de claro.

 

 

 

Con el pecado y sin la gracia

 

Sí, porque la Ley de Financiamiento no hizo más que trasvasar recursos del erario en beneficio del empresariado al rebajarle el impuesto de renta desde el 33% en 2018 al 30% en el 2021, amén de la proliferación de las exenciones, deducciones, descuentos y exclusiones impositivas.

 

Estas medidas se justificaron en su momento con el socorrido argumento que con ellas las empresas podrán “generar más y mejor empleo”.    Este es un remedo del paso en falso que dio el inefable Donald Trump en los Estados Unidos  al decretar una rebaja de impuestos corporativos del 35% al 21% en 2017, por US $ 1.500 millones y ahora el Departamento del Tesoro acusa un agravamiento del déficit fiscal, al tiempo que el prometido aumento de las inversiones no se ha materializado y lo que es peor el crecimiento de la economía se ha desacelerado.

 

Es más, según el premio Nobel de Economía Edmund Phelps el impulso que le dio al crecimiento de la economía dicha medida fue efímero y ya tocó techo y “hay serios indicios de su inminente entrada en recesión”.  Y no es para menos, pues como lo delata el Financial Times,   “no es de extrañar que las empresas hayan destinado la mayor parte de los beneficios imprevistos a la recompra de acciones en lugar de nuevas inversiones”.

 

¡Nos podemos quedar, entonces, con el pecado y sin la gracia!

 

 

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AMYLKAR ACOSTA MEDINA, economista de la Universidad de Antioquia y congresista por el partido Liberal.    Desde agosto de 1975, hasta la fecha se ha desempeñado, sin interrupción, como docente universitario.   Actualmente es docente en posgrado de la especialización en Derecho Minero Energético en la Universidad Externado de Colombia y en la Universidad de los Andes.

 

Ha sido presidente de la Sociedad de Economistas y miembro correspondiente de la Academia Colombiana de Historia.

 

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