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Entre el bien y el mal.

Por: Hernando Flórez Anaya.

 

Por estos días leí una de esas noticias desgarradoras que demuestra hacia donde estamos llegando, en una tienda de barrio una persona apuñaló a otra, la persona herida fue llevada al hospital y cuando se le interrogó, simplemente dijo que «el agresor era un amigo y que lo había herido con un arma corto punzante porque estaban tomando y salieron de discusión».

 

Me hizo recordar mis tiempos de niñez y juventud que cuando en el Parque del barrio Palmira nos quedábamos hasta tarde, jugando y hablando, muchas veces discutíamos pero jamás nos agredíamos, ni siquiera a puños y mucho menos con armas.

 

Sin duda, los tiempos han cambiado, tal vez no sean ni mejores o peores que antes, quizás solo es el resultado de más de medio sigo de arreglar nuestros problemas a punta de violencia.

 

No se trata de la tecnología, no se trata de las redes sociales.    El dolor es más profundo, más arraigado y está aflorando en la vida cotidiana.    Tal vez la tecnología solo la esta ‘sacando a flote’ —a punta de perfiles verdaderos y otros falsos— que sacan el lado sórdido, violento, oscuro y lo expresan por estos nuevos mecanismos de comunicación.

 

Paradójicamente, pasan esas cosas y un sacerdote nacido en nuestra ciudad, en un barrio popular como el Miraflores, el cual fue golpeado por todo tipo de violencia, es nombrado Obispo de Tumaco (Nariño), otra región golpeada por la desigualdad, la inequidad y la corrupción, todas juntas a la vez, como está golpeado inmisericordemente nuestro país.

 

En medio del dolor de patria de dos amigos que terminan agrediéndose, pasando de las palabras a producirse heridas con armas, se encuentra la esperanza de que todo en un futuro puede ser mejor.

 

Enviamos a tierras lejanas, allá en Tumaco, a alguien lleno de paz, que irradia misericordia y amor por las comunidades, alguien que le hizo el quite a la convulsiva guerra y encontró en la vocación sacerdotal la mejor forma de ayudar a su ciudad, sin más argumento que su palabra y el amor al prójimo.

 

Necesitamos más referentes como el padre Orlando Olave, ejemplos de vida y de entrega al bien de la ciudad, al bien de la humanidad.

 

Necesitamos más barranqueños dispuestos a ‘ponerse el overol’ en los tiempos difíciles y a profesar el respeto por el otro en cualquier condición sea la que sea.

 

La vida son las personas y ellas tienen ‘deberes y derechos’, y estos, nacen y mueren donde nacen y mueren los de los demás, somos los otros de los otros, así a veces se nos olvide.

 

Por eso debemos exaltar que así como, tristemente, dos amigos se dan puñaladas, también tenemos personas que en Barrancabermeja derrochan amor y fe por la ciudad, personas que a diario viven y sienten que su función, pese a todas las adversidades o porque ellas existen, consiste en dar ejemplo de vida contribuyendo a una mejor sociedad.

 

Muchos Orlando Olave requiere Barrancabermeja para curarse o mitigar el dolor de tantos desengaños, para dejar atrás el resentimiento que hacen que se confundan los buenos comportamientos con las acciones violentas.

 

Lamentablemente, todo empieza en las pequeñas cosas, con una puñalada, con una tierra robada.    Nos pasó con la marihuana y la ‘bonanza marimbera’, con el narcotráfico con el terrorismo y la corrupción y nos pasara con la vida si no corregimos el rumbo entre todos.

 

Le debemos a las nuevas generaciones otra forma de resolver los problemas, revertir la violencia también está en cada uno de nosotros, en la palabra, en las acciones, en la vida diaria, en la familia.

 

Tanto amor por sus comunidades puede ofrecer un corazón limpio, como tanto desprecio por la vida pueden ofrecer jóvenes sin esperanza, así como el odio que pueden destilar personas que se sienten resentidas.

 

Que gran paradoja entre el bien y lo no tan bueno.

 

Divagando, me encontré con las frases del cantor campesino que dice: “quien me pudiera explicar, si el bien y el mal, nacieron juntos o en partes iguales».

 

Más gente de bien es definitivamente lo que necesitamos.   Derrotemos el pesimismo, los resentimientos y malos sentimientos, hagamos por lo menos, diariamente, algo para que la vida sea un poco mejor para todos.

 

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HERNANDO FLÓREZ ANAYA es un habitual columnista de BARRANCABERMEJA VIRTUAL.  Puede ser contactado en el correo electrónico:  [email protected]

 

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