Por: Dario Echeverry Jr.
Estamos en pleno debate sobre el balance de los 100 primeros días de gobierno y hay un tema que no ha sido manejado de la mejor manera ni en este principio de gobierno ni en gobiernos pasados y es el tema de la seguridad. Las estadísticas de la policía nacional son claras al señalar la disminución de las cifras de las principales variables que miden relacionadas con el orden público en el municipio, pero la comunidad a todo nivel y en todo estrato siente que la seguridad ha desmejorado, que la criminalidad va en aumento desde hace ya un tiempo y que no se ha hecho realmente nada.
La percepción de inseguridad va en aumento entre la comunidad y no es por capricho, las calles y las casas no son seguras para nadie en la ciudad, a cualquier hora y en cualquier sitio se presentan robos y atracos, muchos de los cuales no se denuncian por múltiples razones, y aunque las cifras de homicidio han bajado aun son escandalosas, y esto termina por repercutir entre la ciudadanía que siente una verdadera disminución del ejercicio de sus derechos al sentir que los criminales no solo ganan sino que mantienen el terreno en la ciudad.
Además esto hay que sumarle que existe en la ciudad un imaginario de desconfianza hacia la fuerza pública por un lado, además de la idea de que los organismos de seguridad están más dedicados a cuidar la infraestructura petrolera que a la ciudadanía por el otro, lo que hacen que se arraigue mas esta percepción negativa.
Lamentablemente el tema de la seguridad ha sido entregado en la ciudad a la Policía Nacional y es poco lo que se ha planteado desde los gobiernos locales en esta materia, dependiendo de las medidas tomadas por la fuerza pública. En estos momentos que se afinan los detalles del plan de desarrollo es indispensable que se proponga una política local de seguridad desde ese documento, buscando que gobierno y comunidad asuman su rol en este tema y no se abandonen a lo que las entidades del Estado en la materia digan y ejecuten.
Es momento de que la comunidad exija seguridad y que el gobierno local plantee acciones y medidas, así como los mecanismos de medición y evaluación de las mismas.
Las cámaras de seguridad, los CAI móviles, el aumento de pie de fuerza, entre otras cosas son solo acciones sueltas sino se articulan bajo una política local, en donde la comunidad, los gremios económicos, las organizaciones sociales, la administración municipal y los organismos de seguridad definan objetivos, metas, actividades y medios de evaluación y ajuste, para que se logre incidir en un tema tan delicado para toda la ciudad.