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De acuerdo con la crisis

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El denominado Gran Acuerdo Social por Barrancabermeja 100 años, lanzado con gran despliegue hace unos meses y dirigido por Ecopetrol, la Alcaldía Municipal, la Diócesis de Barrancabermeja y la Gobernación de Santander, al parecer al fin empezó a moverse pues entro en una profunda crisis, y no solo porque la Cámara de Comercio de Barrancabermeja ha manifestado públicamente algunos duros y profundos cuestionamientos sobre el mismo, sino porque muchos de los principales actores que debían estar no solo participando sino protagonizando el proyecto, como la academia, las organizaciones sociales y comunitarias, entre otros, no muestran mayor interés y trabajo por este proceso, y cada vez son más las críticas que se hacen al mismo.

¿Y cual parece ser el problema de fondo? Todo parece indicar, tanto por lo señalado por la Cámara de Comercio local como por lo manifestado por diferentes instituciones, es que este acuerdo social está construido a la medida de los intereses de Ecopetrol y no de los de la ciudad, esto quiere decir que es una forma de mejorarle la imagen a la petrolera mientras ejecutan su agenda particular sin resistencia alguna en la ciudad y la región. Esto no es algo nuevo, el servilismo ante Ecopetrol es una constante del poder político en este municipio y este espacio parece una idea más de continuidad a esta lamentable tradición.

Y es que el contexto refuerza esta idea, hay una idea generalizada en la ciudad, reforzada por varios hechos, de que la administración municipal no controvierte para nada a la petrolera y es una pieza más en el tablero de las relaciones externas de Ecopetrol, sin mayor capacidad de cuestionar las decisiones de la petrolera. La Iglesia y el PDPMM están ajustándose a unos cambios internos que han permitido que se acoplen sin mayor problema, a cambio de unas pequeñas conquistas, a lo que se plantea desde Ecopetrol. Además se produce este acuerdo en las etapas finales de los gobiernos, en particular el del alcalde Carlos Contreras  que con su afán de mejorar su imagen ha cedido el liderazgo del proceso a intereses contrarios a los del municipio. Así que el escenario está servido para que la Empresa Colombiana de Petróleos use este acuerdo social para legitimar su agenda por fuera de los intereses de los barranqueños y las barranqueñas.

Es claro que es necesario que todos, sin excepción, los actores sociales, económicos, políticos, comunitarios, gremiales, académicos, se sienten y de manera concertada diseñen una agenda de desarrollo local, esta idea no es nueva y aunque fracasada es indispensable, pero lo que no se puede admitir es que unos intereses particulares capturen el desarrollo de toda una comunidad con la mirada complaciente de la iglesia y el gobierno local. Es necesario que los gremios, las organizaciones sociales, sindicales y comunales manifiesten sus propuestas y no solo sean invitados a reuniones, sino que sean verdaderos constructores del desarrollo del municipio, pues si esto no pasa este ejercicio será otro más, que fracasara y solo desgastara la opinión de la comunidad sobre este tipo de procesos.

Finalmente es necesario señalar que Ecopetrol debe estar al servicio de este municipio, tanto por su responsabilidad social empresarial, como por un hecho más importante y es su deuda social y ambiental, de tantos años y tan mal atendida, que ha dejado en toda la comunidad un mal sabor de boca. Este cambio de gobierno es el momento adecuado para darle nuevo rumbo a este proceso, el plan de desarrollo que se inicia a elaborar dentro de poco debe articularse a lo que se viene trabajando, de lo contrario el acuerdo social será un canto a la bandera, que mostrara lo que hace Ecopetrol por su cuenta y lo que realiza la administración municipal por la suya. Y es más, el nuevo gobierno local y departamental tienen el reto de meterle Barrancabermeja a ese proceso, de permearlo más de municipalidad para hacerlo más cercano a la comunidad y a sus necesidades e intereses.

Los años que se avecinan son de vital importancia y no se pueden ignorar o desestimar las alarmas que se prenden entorno a este proceso, más allá de los egos personales y de las agendas corporativas están las expectativas de una población que sabe la importancia de los tiempos que vive. La responsabilidad está ahora en los políticos locales, el alcalde electo y el nuevo Concejo, para que escuchen de verdad a los gremios y a las organizaciones sociales, con el fin de redireccionar este proceso hacia el desarrollo que Barrancabermeja reclama y necesita.

 

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