Por: Oscar Miguel Rodao U.
Cuando me hablaron de ‘Ciudad Futuro’ pensé en el pasado y de inmediato me imaginé ‘El Futuro’ y, francamente, no me gustó nada lo que vi. Había pasado una semana del nuevo gobierno y todo parecía igual. Al alcalde del Futuro, por medidas de seguridad, le habían adjudicado una casa en el barrio 25 de Agosto de Ecopetrol, por supuesto, bien lejos de las multitudes que lo aclamaban.
Y claro, la Casa del Futuro tenía que ser «especial», así que mientras le adecuaban la nueva vivienda, con todos los lujos del caso, al Alcalde del Futuro le adjudicaron un apartamento en el Club Miramar, donde solo podían tener acceso los socios del Club y algunas personalidades del mundo de los negocios y la política de Bucaramanga que, gracias al canje que existe entre el club Miramar y el Club Campestre, sólo ese selecto grupo de amigos, tenían acceso a las instalaciones y podían visitarlo.
De Santa Martha llegó ‘un personaje’ a coordinar las obras de remodelación de la Mansión del Futuro.
Pronto ‘el personaje’ consiguió, siguiendo instrucciones del «patrón», (según sus propias palabras), contactar a varios incautos contratistas de Barrancabermeja, para que con sus propios recursos (y bajo la promesa de que están para ‘grandes cosas’), remodelaran la Mansión del Futuro.
Las especificaciones de la obra eran bien claras: La Mansión del Futuro debía tener 2 puertas, especialmente una diseñada por detrás, para poder escaparse sin ser visto de visitas indeseables, además, la construcción de una oficina alterna, ahí mismo en la Mansión, que le iría a servir de despacho oculto para atender Concejales, Contratistas y Secretarios de Despacho, ya que después del primer año, el Alcalde del Futuro alegará problemas personales de seguridad y claro … no lo volverán a ver jamás en el despacho del Palacio Municipal.
Sin embargo, como estamos en el maravilloso mundo del Macondo barranqueño, pronto el Club Miramar ya no sería el sitio seguro para el Alcalde de Futuro, debido, según pude oir, de la presencia de mucho lagarto con ínfulas de contratista que se lograban filtrar a los apartamentos del Club.
Así las cosas, nuevamente, exponiendo «motivos de seguridad», el Alcalde del Futuro se traslada a Bucaramanga donde se reúne, allí si con más tranquilidad, en el Club Campestre y en Ruitoque, donde departe a manteles con lo más granado y selecto de la sociedad bumanguesa que, dicho sea de paso, cuenta con los contratistas, profesionales y con el capital necesario para emprender la construcción de la ‘Ciudad del Futuro’.
Es entonces cuando se viene a saber quienes realmente fueron los que financiaron la pasada campaña: —»Es que en Barranca no hay nadie que pueda construir lo que pensamos hacer—», se le escuchó decir al Alcalde del Futuro en una de las tantas reuniones en Ruitoque.
Mientras esto ocurría en los exclusivos sectores de la capital santandereana, en Barranca las cosas eran a otro precio, pues la pelea entre los «cash money», (es decir, personas que acostumbran pagar sumas superiores a los $ 600 millones de pesos en efectivo) contra otros miembros de la campaña conocidos popularmente como Los Científicos, era a muerte.
Pronto se supo que las instrucciones del «patrón» eran establecer una Oficina de Contactos y de Negocios en el barrio El Recreo bajo la coordinación de un singular personaje que luego lo vendrían a bautizar como «La Hiena» en representación de los «cash money», (personaje que mantendría el control de las contrataciones), ya que según la familia del Alcalde del Futuro «los cash money eran los que habían pagado la multa».
Mientras tanto, el grupo de Los Científicos buscaba refugio en una Sede Alterna (por supuesto por fuera de la Alcaldía para no inhabilitar política ni contractualmente a los Científicos). Esa sede Alterna terminaría llamándose «Eco Moda» por las curvas exuberantes de las mujeres que alli trabajaban.
En esa oficina, «Eco Moda», se realizan estudios y más estudios sobre los estudios ya estudiados para al final, en la época electoral terminar contratando a 1.500 mujeres de los estratos populares para que barran las calles y destapen los caños.
Pronto las «Eco Modas» se toman la Alcaldía, (se llaman así a las secretarias temporales de la Alcaldía del Futuro que desfilarán por todas las dependencias del Municipio exponiendo sus enormes senos y largas piernas, mientras manejan los computadores portátiles de sus jefes con información confidencial de la Administración Pública y que tienen como costumbre acostarse solo con Concejales y Secretarios de Despacho, lo que les da derecho, según ellas, a pisotear a todos los empleados fijos de la Alcaldía, con la benevolencia, es decir el visto bueno, de sus jefes).
Como era de esperar, la Ciudad Futuro terminó siendo un paquete chileno y el caos se toma pronto la ciudad. Los escándalos de corrupción son el pan diario de cada día.
Entonces, el principal semanario de la ciudad, aburrido de tanta «mamadera de gallo» del gobierno emprende una brutal campaña de denuncias de corrupción que pronto prosperan en la Fiscalía y demás entes de control con un saldo de más del 50% de los secretarios de despacho en la cárcel por delitos cometidos contra la Administración Pública.
Mientras tanto el Alcalde del Futuro, utilizando la puerta oculta que mandó a construir al comienzo de su gobierno, pagando esconderos a pesos, se ausenta por más de 2 meses del despacho municipal, (asesorado por abogados amigos del Club Campestre de Bucaramanga) pretendiendo salir del tremendo lío que significa ser el poseedor de más de 60 demandas y procesos que, por supuesto, paga con dinero del presupuesto municipal.
Al final, La Ciudad del Futuro se queda sin alcalde, por las sanciones que llegan de la Procuraduría y la Fiscalía, lo que convierte a Barrancabermeja en la vergüenza de todo el país por cuenta de la corrupción y la politiquería.
Y mientras tanto la gente en las puertas del Palacio Municipal gritando y lamentando el día que lo eligieron alcalde y claro, viviendo la tragedia de otros 4 años más de soledad.