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La protesta social

juanmaloPor: Juan Manuel López C.

Infortunada la declaración del presidente según la cual detrás de las manifestaciones y protestas pareciera estar una intervención de la guerrilla.

Esa sería la explicación al aumento que se viene produciendo en estas formas de expresión ciudadana que, según informe de la misma policía, subió de 1.141 eventos del año pasado a 1.573 en lo corrido de 2011 hasta agosto, o sea un incremento de casi 80%.

Grave, por ser errada. El mismo informe dice que inteligencia detectó que en 47 casos se habían producido intentos de esto, lo cual, además de ser ‘intentos’, apenas se acercaría al 3% de ellos. Más diciente es que no ha habido ningún acusado de ser insurgente entre quienes han sido detenidos.

Grave porque un diagnóstico errado lleva a no enfrentar el verdadero problema y por el contrario a buscar soluciones que pueden traer otros problemas eventualmente más graves que el original. El suponer que detrás de estas protestas esta la subversión supone también que hay que buscar impedirlos o reprimirlos, tanto para que no se generen como durante su desarrollo. Podría ser visto como un paso hacia criminalizar la protesta social lo cual es casi peor que la presunción de delincuencia que se aplicó a la oposición bajo el régimen anterior.

Que la subversión busque utilizar esas ocasiones para causar más agitación es innegable, siempre ha sucedido y siempre sucederá. Pero eso no es la razón del aumento (y si lo fuera sería aún más preocupante). Varios factores inciden en ello y la respuesta al porqué es compleja, pero se pueden enumerar algunos:

En el mundo se están dando este tipo de ‘insurgencias sociales’ como efecto de la crisis mundial (ponerle el nombre de ‘crisis del capitalismo’ o ‘crisis del neoliberalismo’ lleva a discusiones adicionales),  como son los ‘indignados’ en España, los huelguistas en Grecia, los revoltosos de Inglaterra, o los de ‘ocupar Wall Street’. Estas son reacciones espontaneas sin mayor dirección ni coordinación que simplemente expresan el descontento de los afectados por las políticas de los gobiernos. En ellas se dan enfrentamientos con las autoridades pero no por eso son ‘manipulados por el terrorismo’.

Aquí algo similar pasa en cuanto a que mantenemos condiciones insoportables (desempleo, desigualdad, pobreza, inseguridad, injusticia, etc.) que afectan a quienes así se manifiestan. Y con mayor motivación por el contraste con la ‘bonanza’ que muestra el gobierno con las cifras macroeconómicas (crecimiento, inversión extranjera, reservas, balances bancarios, etc.) y los resultados de los grandes inversionistas extranjeros, y que en nada se reflejan en la vida de esos pobladores.

Hay falta de canales de expresión y de representación, en la medida que los políticos son ‘independientes’, anti políticos, o ‘hábiles políticos’ por su facilidad de no comprometerse con nada ni nadie. No son ni se sienten mandatarios, voceros o delegados de quienes los eligen y su relación con ellos se limita a buscar su respaldo electoral. Con la ausencia de verdaderos partidos políticos desaparece la posibilidad de encausar dentro de un orden y unas formas diferentes los reclamos y las aspiraciones del ciudadano. Ante el fenómeno de todo el poder político concentrado en la ‘Unidad Nacional’, es mejor esa válvula de escape que caer en la protesta vía armada (como ya sucedió cuando el Frente Nacional).

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