Por: Iván Marulanda
En Colombia la mayoría de la gente no vota impulsada por sueños sino por pesadillas. El grueso de los electores no elige en conciencia, votan en estampida impulsados por miedos que les mete el régimen.
Les amenazan…“Van a acabar el Sena… y Bienestar Familiar”… con mensajes clandestinos que vuelan pocos días antes de las elecciones a través de las redes de internet de las propias instituciones conectadas a más de diez millones de abonados… “Ustedes verán si quieren seguir cobrando el cheque del subsidio…” le dicen a más de tres millones de Familias en Acción delante de la ventanilla de pago… “Siempre es mejor recibir la quincena que andar la calle con los bolsillos pelados…” le recuerdan a millones de empleados públicos… Y rematan con el susurro… “Las Farc están acorraladas y las quieren resucitar… acuérdense que antes no se podía viajar por las carreteras ni ir a las fincas…”
Las fuerzas alternativas que disputan el poder quedan empantanadas en ese mar de chismes y nunca alcanzan a explicar con éxito que el cambio que proponen no consiste en dejar a la gente sin empleo sin estudio sin solidaridad sin seguridad…
Sumen esas clientelas… Sena, Familias en Acción, Bienestar Familiar, burocracia oficial… más los parientes de 500 mil miembros de la Fuerza Pública… y ahí encuentran los nueve millones de votos con que el régimen elige presidente al candidato que quiera, llámese como se llame.
Como votan por miedo y no por ilusión, lo que haga después el elegido tiene sin cuidado a esos electores. Su pacto es pasivo, consiste en que no haga, sin ideales de por medio. Yo voto por Usted y estoy seguro que no pierdo el puesto o el subsidio o el contrato o la tajada del presupuesto… ¡y adiós!
La explicación sirve para entender esta paradoja de la política colombiana: Santos fue elegido presidente porque Uribe lo impuso confiado en que había sido su colaborador… pero Santos no le cumple a Uribe su promesa de lealtad… “soy el hombre de Uribe y de la Seguridad Democrática” había dicho, pero mentiras… No obstante esta contradicción, Uribe mantiene su popularidad y Santos la suya… como quien dice el público aprecia por igual al que hace y al que deshace…
La razón de esta paradoja es esa. La mayoría de la gente en Colombia no vota por convicción sino por miedo a fantasmas que echa a volar el régimen para atajar a quien ofrece el cambio… así que los alcances y consecuencias de la elección no son claros para el elector…
¿Y por qué Santos se despreocupa de Uribe si lo eligió…? Sencillo… Sabe que sus clientelas ya las administra él con el bolígrafo de la presidencia y con uno que otro gruñido a las Farc desde la tribuna…
Bueno… ¿Y por qué Santos se interesa en agradar a quienes no votaron por él…? Pues porque esas corrientes sociales y políticas están desmontando los sofismas en los que se sustenta la “Seguridad Democrática” y destapan la corrupción del régimen… y sabe que si los descuida son capaces de poner otra vez a la gente a soñar… ya estuvieron a punto de derrotarlo en las urnas… esta vez pueden poner en riesgo su reelección, inalcanzable desde el “uribismo” del que Santos se quiere desmarcar… ¡Ah…! y como dice su primo Pachito… “porque se voltea más que un desvelado…”
El truco de gobernar para los contradictores le puede fallar a Santos si su mentor engañado desciende a la arena… y Uribe es alcalde de Bogotá…